La venganza de Pamela Anderson: la Marilyn 'destroyer' de los 90 que ahora triunfa en Broadway

En el nuevo fenómeno de hacer justicia a las estrellas a través de series de televisión retorna la conocida hipocresía del showbusiness de Hollywood : las mujeres vilipendiadas vuelven a situarse en el punto de mira mientras la industria, los mismos o sus directos herederos, se embolsan los réditos de su nueva exposición. Por suerte, Pamela Anderson no cayó en la trampa de redimirse a través de ‘Pam & Tommy’, la serie escrita por Robert Siegel , guionista testosterónico donde los haya, y dirigida por Craig Gillespie , un director que prácticamente solo dirige historias sobre mujeres.

La ficción de Hulu no se centra en la justicia sino en lo sexy : solo resucita la dolorosa historia del robo de una cinta de contenido sexual que convirtió a Anderson en la nueva conejita de América . Aquel episodio, junto con el tratamiento misógino que recibió en los medios de comunicación y en los platós, la marcó para siempre. Pamela trataba de ser tomada en serio a pesar del bañador en 'Los vigilantes de la playa', pero aquel episodio confirmó lo peor: su pornificación .

Por suerte, esta maniobra audiovisual pilló a Pamela Anderson (Canadá, 54 años) curada de espanto: convertida en activista por la causa animalista y contra la pornografía, autora de su propia historia en tres autobiografías , escritora de tres novelas y a ctiva defensora de Julian Assange , la actriz que tuvo que ser únicamente una sex symbol sabe lo que es enfrentarse al sistema desde dentro. Y, de hecho, su lucha por darle dignidad al cliché de la rubia sexy al que se vio reducida tiene ahora final feliz con un tipo de redención que sí es real.

Pamela Anderson triunfa, y a lo grande, con el papel de Roxy Hart en ‘Chicago’, el extraordinario musical de Bob Fosse que, al pasar al cine en 2002, se llevó seis Oscar con Renée Zellweger como Roxy. Las críticas dicen que ni canta perfecto ni baila exactamente como se espera , pero sus dotes para el vodevil arrasan . La ironía con la que recita frases del guión como "Soy mayor de lo que me propongo" o "¿Y si el mundo me está difamando?" ponen al público del revés.

"Existen tantos paralelismos entre la historia de Roxie y la mía…", declaró Pamela Anderson el pasado marzo, en una entrevista que levantó acta de los ensayos de Chicago. "Siempre lo digo: ya sea por 30 años de terapia o por un único musical de Broadway, ahora puedo decir que estoy bien".

Por fin empoderada y recuperada , Anderson ha asegurado que está trabajando en un proyecto, probablemente un documental , en el que ella misma contará su historia . Ya no será para redimirse de nada, pues con los 55 cumplidos ha demostrado que no espera ni necesita comprensión, empatía ni reconocimiento que no suscite la persona que ya es hoy. Una mujer que, por fin, se divierte y que es capaz de reírse de su biografía y que los demás podamos reírnos con ella.

"Roxie y yo vibramos al unísono", ha confesado Anderson de su papel en Chicago. "Interpretarla me permite expresar mi dolor , mis inseguridades , la confusión que produce la fama … Cuando crees que si te aplauden es porque te quieren".