11, Agosto, 2021

Montaje. Crédito: Getty.
Tres trucos fáciles para prevenir el descontrol en la dieta de la jornada intensiva
Todos los veranos nos juramos no volver a repetir el descontrol de la dieta de la jornada intensiva y todos los veranos tenemos que arrepentirnos de no haberlo hecho.
Por Elena de los Ríos.
¿Por qué es tan difícil mantenerse en el peso durante las semanas que pasamos a madrugar y alargar la mañana? Nos cuesta horrores acostumbrarnos al cambio, probablemente porque es bastante radical (sucede prácticamente de un día para otro) y no llega a mantenerse suficientemente en el tiempo. Por ese mismo motivo, tenemos que ser expeditivas: necesitamos evitar la máquina de snacks, el picoteo en la cafetería de confianza y los microdesayunos consecutivos. Estos tres trucos te ayudarán.
Los expertos nutricionistas del Grupo NC Salud insisten en no saltarse el desayuno aunque haya que madrugar un poco más. "Cuando se trabajan tantas horas seguidas, dar al desayuno la importancia que se merece aún es más esencial", insisten. Debe, además, ser un desayuno saciante: incluye una proteína de calidad como el huevo o una fuente de grasas saludable como el aguacate. "La fibra, las grasas buenas y la proteína aumentan la saciedad ya que pasan más lentamente por el estómago", explica la dietista-nutricionista Gabriela Uriarte. Otra opción: de avena con trozos de frutas y frutos secos, en bol o para llevar, en batido.
Otra tentación que tenemos que evitar: los snacks de la máquina o los microdesayunos en la cafetería con los compañeros. Evita caer en este picoteo vacío llevándote tus propios snacks sanos de casa: una porción controlada de frutos secos, una pieza de fruta, una barrita de proteínas. La nutricionista Gabriela Uriarte recomienda "echar mano de los snacks saludables incluso cada dos horas, si eso nos ayuda a calmar la ansiedad". Además, así evitamos salir de la oficina con un hambre de lobo y arrasar en la primera oferta de comida rápida que pillemos.
Importante: qué hacer cuando llegamos a casa. Aquí, el objetivo es no arrasar con lo que tengamos en la nevera que no necesita cocinado: embutidos, chocolates, precocinados… Si llegas a casa deseando comerte el mundo, lo ideal es que el día antes te dejes algo preparado o casi preparado, para que solo tengas que llegar y calentar. O llegar y aliñar. Gabriela Uriarte recomienda una ensalada que lleve vegetales, algo de grano (quinoa o mijo por ejemplo), un hidrato como el boniato, proteína (un poco de pollo o de atún) y un chorrito de aceite. Así evitarás llamar al take away o pedir una pizza.
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