Tres maneras de aprovechar el verano para darle un impulso al 'networking' y cambiar de trabajo en septiembre

Elena de los Ríos

Excepto en las profesiones con alta demanda en el mercado, sobre todo las tecnológicas, cambiar de puesto requiere planificación, contactos y suerte. Se tienen que alinear muchos astros para movernos de una posición a otra, pero es importante estar siempre preparada por si se da la conjunción. Una condición imprescindible es mantener la formación continuada y la excelencia en el desempeño: eso es algo que tendremos que mantener durante todo el año. Otra, conseguir los contactos. ¿Por qué no aprovechando el verano para refinar el arte del networking?

Los meses de julio y agosto son perfectos para mover ficha discretamente en la dirección que nos interesa tomar. Las vacaciones de parte de los equipos y la llegada de becarios suelen dejar en evidencia qué refuerzos requieren los departamentos. Además, se contagia la informalidad que conlleva el calor y disminuye la vigilancia de los superiores. Es el momento idóneo para acercarnos a ese departamento al que nos gustaría movernos con cualquier excusa y presentarnos de manera informal a algún colega.

Cuanto menor sea el rango del que partimos, más productividad podremos mostrar a la hora de movernos. De hecho, un empleado que se propone y propone será siempre más interesante que otro que espera su momento. Aprovechemos las conversaciones en la pausa para el café para comentar a algún colega nuestro interés por movernos. Y si podemos acceder a algún mando intermedio, incluso averiguar si necesitan talentos o tantear la pertinencia de fijar un encuentro con el responsable de la sección.

El verano es un buen momento para acercarnos de manera informal a ese departamento de la empresa al que nos gustaría movernos

Las vacaciones de verano abren otra posibilidad para los empleados con ambición de cambio, que pueden aprovechar los ajustes que suelen realizarse al comienzo de curso con motivo de los nuevos proyectos. De hecho, siempre es una buena idea recordar a ese superior que nos interesa las habilidades que hemos incorporado y cómo podrían redundar en el funcionamiento de su departamento, sobre todo si debe encarar retos y objetivos nuevos.

Por último, la jornada intensiva del verano nos da la oportunidad de maximizar el tiempo disponible para encuentros informales, una ocasión que no debemos desperdiciar. Acudir a eventos, presentaciones, conferencias, cursos de formación, aperitivos, cumpleaños o cualquier tipo de reunión ‘after work’ es esencial para que nuestro nombre suene y circule. Eso sí: seamos selectivos y acudamos en modo trabajo. Nada de olvidarse del networking y dedicarnos únicamente a charlar con los viejos conocidos.