23, Marzo, 2021

El teletrabajo se ha impuesto desde la pandemia
¿Seguiremos trabajando en oficinas?
La pandemia ha cambiado la forma de trabajar y habitar la ciudad. Si antes la oficina era todo, ahora no compensa perder tiempo en el trayecto. Se abre una fórmula mixta en urbes más amables.
Carsten Menke, responsable de Next Generation Research en el banco privado Julius Baer
Que nadie se llame a engaño. Sobre la mesa de las grandes corporaciones el debate sobre oficina sí/oficina no, ya ha comenzado. Antes, con los viajes y ahora, con el teletrabajo, muchas empresas se plantean si compensa invertir en alquileres desorbitantes o resulta más ventajoso ir a fórmulas mixtas. Partiendo de la premisa de que la demanda de oficinas no se desplomará −aunque probablemente se reducirá−, lo que sí se observa en el análisis Next Generation Research elaborado por el banco privado Julius Baer es que se está creando el germen de lo que será la mayor transformación de las ciudades y puestos de trabajo desde su nacimiento.
Tras el prolongado confinamiento, la gente se ha dado cuenta de lo duro que es empezar los lunes sin los chascarrillos de los compañeros, sin el café ni las risas. El día a día hiperconectado resulta agotador y puede provocar que todos prefieran un modelo mixto. Para ello, las compañías deben seguir garantizando la salud de la plantilla con espacios libres de contagios y virus, mientras que las instituciones se han de implicar más en la gestión saludable, eficiente y menos contaminante de los transportes públicos para mejorar la calidad del aire y el medio ambiente. De nada sirve, acudir a una oficina segura, si el autobús no lo es.
Se trata, en suma, de cuidarse más y mejor. Los edificios y transportes públicos inteligentes se verán obligados a incorporar las últimas tecnologías sanitarias con sensores que midan los niveles de humedad para minimizar la tasa de microorganismos infecciosos. A medida que las autoridades sean conscientes de eso, se incrementarán los usos de tranvías, trenes, autobuses y bicicletas eléctricos, ganando popularidad y eliminando los atascos.
¡Así que adiós a los atascos y bienvenido el tiempo libre! Las nuevas smart cities, ciudades inteligentes donde todo estará conectado: desde los semáforos, la iluminación pública, los edificios y las calles hasta los automóviles de conducción autónoma que transitarán por ellas permitirán gestionar mejor el tiempo para conciliar la vida familia.
“Se impondrán espacios inteligentes con sensores de humedad para impedir la supervivencia de virus infecciosos”
Incluso, no se tardará tanto en realizar la compra. Al ritmo de internet ya se han apuntado hasta los comercios de barrio. Los consumidores post-Covid se muestran encantados con la comodidad que proporciona la compra online debido a que la logística ha mejorado, con entregas más cortas. Pero para ser auténticamente competitivos… todavía tendrán que ser más baratos, rápidos y fiables.
La tecnología 5G facilitará las conexiones y, el Internet de las cosas (IoT), un aliado de las smart cities, favorecerá una gestión más inteligente de la energía, el agua y los residuos, que contribuirá a un uso más eficiente de los recursos en las ciudades, que se volverán más sostenibles.
Reutilización, reciclaje…ése será el mantra para luchar contra el cambio climático. Algunas de las urbes más grandes del mundo, asentadas en las costas, se enfrentan ya a amenazas reales de inundaciones. Otras, en el interior, presentan desafíos más diversos y requieren soluciones muy específicas. Así que nuestro objetivo será aspirar a espacios más abiertos y verdes para vivir y trabajar de una manera más acogedora.