2, Octubre, 2021

Crédito: Getty.
El recuento de anticuerpos es el nuevo símbolo de estatus
Los ricos se niegan a acudir a sus exclusivas cenas, fiestas y viajes en jet privado sin haber analizado antes sus niveles de anticuerpos. ¿Tiene sentido esta tendencia VIP o es, en realidad, una práctica peligrosa?
Marita Alonso
Cuando a comienzos de la pandemia y tras los primeros meses de confinamiento, las influencers empezaron a asistir a fiestas celebradas por revistas o marcas de moda y belleza, muchos criticaron que las clases privilegiadas pudieran someterse a tests de antígenos y PCRs de manera habitual mientras el común de los mortales tenía que pagar (y esperar) por hacerlo. El control constante de su estado de salud se convirtió en un símbolo de estatus que, más allá de los hoteles y los 'spas' más exclusivos, únicamente podían disfrutar los muy adinerados. Pero, como suele ocurrir siempre con el lujo, en el momento en el que los bienes, servicios o actividades que lo caracterizan se hacen accesibles, dejan de ser exclusivos y han de cambiar de rumbo. Por eso, en tiempos del Covid-19, los test de anticuerpos son el nuevo lujo.
Y por eso, las clases más adineradas ya no van a ninguna cena ni celebración sin haber medido antes sus niveles de anticuerpos. En un entorno (o burbuja) en el que tener un bolso de marca está al alcance de todos, la salud se ha convertido en otro símbolo de estatus. En Estados Unidos, algunos de los que obtienen resultados poco optimistas, reciben una tercera dosis de la vacuna algo que, en principio, está reservado a las poblaciones de riesgo, aunque los datos señalan que más de un millón de norteamericanos ya lo han hecho.
En Beverly Hills, el centro de atención médica VIP My Concierge MD, permite, por ejemplo, someterse a este tipo de análisis sin bajarse del coche. Sin embargo, los expertos advierten de que un mayor número de anticuerpos no significa una mejor protección contra el virus. Por eso, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos no recomienda este tipo de tests y alerta de que pueden suponer un riesgo por proporcionar una falsa sensación de seguridad que, a menudo, deriva en la relajación de las medidas de protección como el uso de la mascarilla.
Y sin embargo, muchos han redoblado la apuesta (alimentada por la popularización de las apps que monitorizan nuestro estado de salud en tiempo real) recurriendo a los test que miden los niveles de células T. Habitualmente, los resultados de estos tests, más difíciles de conseguir, suelen demorarse una semana. Lo que demuestra que, incluso cuando se trata de la salud, las clases privilegiadas apuestan por la "estrategia Birkin": esperar para poder disponer de un bien o servicio al que muy pocos tienen acceso para diferenciarse de los demás.
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