Quién es Liz Cheney, la primera enemiga declarada de Donald Trump en su propio partido

Elena de los Ríos

Puede que se convierta en la enemiga más peligrosa de Donald Trump, el ex presidente más cuestionado desde Richard Nixon y el líder que controla, desde las bases hasta su último congresista, los destinos del partido republicano. El millonario y aficionado al golf lucha ahora mismo por no caer vencido, como daño colateral o directamente ludido, en un juicio que valora los indicios de criminalidad en la responsabilidad política del asalto al Capitolio del pasado 6 de enero de 2021, una violenta reacción a la victoria electoral de Joe Biden. Sería un desastre para Trump, quien tratará por todos los medios de presentarse a las presidenciales de 2024. Ahora, además, debe neutralizar a una congresista rebelde. Se trata de Liz Cheney, la mayor de las hijas de Dick Cheney, vicepresidente con George W. Bush.

Ver esta publicación en Instagram

Publicación compartida

La oposición de Liz Cheney (55 años) a Donald Trump (76) es frontal. Prácticamente fiera. De hecho, es la congresista más odiada por los republicanos y, en compensación, más reivindicada por los demócratas. Desde su cargo de vicepresidenta de la comisión del Congreso de Estados Unidos que investiga el asalto al Capitolio, Cheney se ha dirigido al partido con frases para la historia. Un ejemplo: "A mis colegas republicanos que defienden lo indefendible: llegará un día en que Donald Trump no esté, pero vuestra deshonra permanecerá", dijo en la primera sesión. Elegida por el estado de Wyoming, el más trumpista del país, desde 2017, está acostumbrada a nadar a contracorriente. Es antiabortista, pro-armas, defiende los combustibles fósiles y el gasto en armamento y se opone al matrimonio homosexual. Por cierto: su hermana, Mary, es lesbiana.

Ver esta publicación en Instagram

Publicación compartida

Aunque su agenda coincide al 99% con el ala más dura del partido republicano, Liz Cheney juega el papel de apestada debido a su oposición a Trump. Este papel le costará, probablemente, su escaño, pues está 30 puntos por debajo de la candidata elegida por el expresidente para las primarias de agosto. Cheney se está inmolando en toda regla, aunque la política estadounidense se ha convertido en una locura que puede dar un giro inesperado en cualquier momento. Sus manifestaciones en defensa de la legalidad democrática podrían tener reconocimiento. "Debemos recordar lo que está en juego", ha dicho en la comisión. "Hombres y mujeres valientes han luchado y muerto por nuestra nación. Debemos honrarlos manteniendo la santidad del traspaso pacífico de poderes y asegurarnos de que lo que ocurrió el 6 de enero no vuelva a suceder".