29, Agosto, 2022

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Qué hacer si pierdes el entusiasmo en el trabajo: cuatro trucos realistas para que los años y la experiencia no vayan en tu contra
Según algunos estudios, entre el 70 y el 90 por ciento de los profesionales han perdido su ilusión por el trabajo que desempeñan. Aunque recuperar el entusiasmo de los primeros años quizá no sea realista, todavía puedes mantener una actitud positiva en la oficina. Te contamos cómo.
Elena de los Ríos
En realidad, el entusiasmo por el trabajo debería ser un objetivo de dos: del empleado y del empleador, que debe ocuparse de retener el talento a toda costa. Sin embargo, la cruda realidad nos aboca a operar en este terreno de manera individual, así que debemos procurar no perder esa ilusión en un trabajo paralelo en solitario. De hecho, los estudios indican que entre un 70 y un 90% del personal de una oficina ya se ha desilusionado. ¿Cómo no abandonar ese trabajo de cultivar el entusiasmo, sobre todo cuando se acumulan años y experiencias? No abandones: es posible remontar.
1. No fingir jamás
Es importante mantener la honestidad y no impostar el entusiasmo y la pasión de un becario recién llegado. Sencillamente, no es creíble. Sin embargo, sí debemos hacer el esfuerzo de celebrar los éxitos del equipo, aunque a lo largo de nuestra trayectoria hayamos celebrado mil. Además, podemos mostrar que el factor reflexivo puede ser tan interesante como el energético y apuntar sugerencias o matices que alguien poco experimentado no podría aportar. Lo que sí debemos desterrar es la tentación de desconectarnos totalmente de las dinámicas del trabajo en equipo y la comunicación grupal: ese desinterés nos condena.
2. Buscar un refuerzo motivacional
Debemos aceptar que el paso del tiempo hará mella en la motivación, pero jamás que esta esté bajo mínimos. De hecho, un buen punto de partida para cambiar el chip mental es buscar una actividad fuera del trabajo que nos realice, nos interese y nos motive. Puede ser un hobby, una formación o un voluntariado. De esa manera, dejaremos de depositar en nuestra profesión toda la necesidad de realización y podremos desempeñar nuestras tareas de manera más desapasionada: no conseguiremos el entusiasmo de los primeros años, pero tampoco caeremos en la tristeza total de no encontrar en el oficio el estímulo intelectual o afectivo que necesitamos.
3. Construir nuevas relaciones
Con la desmotivación suele venir cierto aislamiento: no nos apetece tanto comunicarnos y hasta podemos caer en un estado de ánimo taciturno. Sin embargo, los estudios de psicología laboral indican que las relacione significativas con los compañeros de trabajo aumentan la satisfacción de los empleados e incrementan la productividad. Es el momento de apuntarse a las comidas en grupo, las charlas en la máquina de café y los grupos de trabajo. Podemos solicitar la ayuda de un mentor o convertirnos en uno. Las tareas serán las mismas, pero un cambio en las relaciones interpersonales en el equipo puede cambiar totalmente nuestra percepción de las mismas.
4. Cambiar la manera de comunicarnos
En la misma línea de romper el aislamiento al que induce la desmotivación, los coach y expertos en psicología del trabajo recomiendan limitar el uso del correo electrónico y la mensajería instantánea a la hora de comunicarnos con los compañeros. Probemos a llamar por teléfono o intercambiar pareceres en persona. Comprobaremos cómo las conversaciones llenan de significado tareas que, en principio, nos pueden parecer vacías.
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