24, Septiembre, 2021

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El síndrome de Wendy: por qué decir a todo que sí puede jugar en contra de tu carrera
Querer complacer o agradar a todo el mundo no es la mejor forma de funcionar en una oficina. Si te reconoces en el 'síndrome de Wendy', cambia el 'chip'. Tu proyección profesional te lo agradecerá.
Elena de los Ríos
Seguro que te acuerdas de Wendy, la inseparable compañera de Peter Pan. Sin embargo, no es un personaje especialmente inspirador: representa ese tipo de feminidad centrada en preocuparse y ocuparse, en este caso del niño vestido de verde que se niega a madurar. Aunque la proliferación de este modelo va perdiendo intensidad, no cabe duda de que esta actitud servicial se sigue fomentando desde la industria del juguete, los dibujos animados o las ficciones adultas.
Y si piensas que es un rol que se ejerce sobre todo en el ámbito familiar, prepárate para la sorpresa: la oficina es otro lugar idóneo para que ciertas mujeres (y algunos hombres) puedan dar rienda suelta a su irrefrenable tendencia a servir. Si ya te has desecho de los malos hábitos que juegan en tu contra en la oficina y estás impulsando tus softs skills para progresar profesionalmente, es hora de que también te deshagas de ella.
El síndrome de Wendy fue acuñado en 1983 por el psicólogo Dan Kiley y describe a aquellas personas que sienten la necesidad de complacer constantemente, en muchas ocasiones por miedo al abandono, al rechazo, al conflicto o al despido. Bajo esta actitud yace una infantilización de aquel al que se quiere agradar porque, en realidad, lo que se busca es controlarlo.
De hecho, decir a todo que sí puede ser oportuno en un primer momento, pero a medio plazo termina generando desconfianza: imposible conquistar cierta credibilidad y autoridad profesional automatizando una respuesta afirmativa.
"La necesidad de complacer constantemente es producto del miedo al rechazo, al conflicto o al despido"
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Como dice Alex Tayar, cofundador de la agencia de marketing digital Flat 101, "nuestra labor no es dar la razón en todo a un cliente. Nuestra labor es ayudarles y aportar soluciones en la realización de proyectos del tipo que sean, para que éstos tengan éxito".
Juan Manuel Opi, autor del libro Las claves del comportamiento humano (Amat Editorial), describe el síndrome de Wendy en el entorno laboral como una relación de dependencia. "Una Wendy mantendría una relación simbiótica con sus jefes". explica. "Es decir, puede ser un empleado que continuamente consulta a sus jefes para asegurarse que está realizando correctamente su trabajo".
El psicólogo clínico Carlos Hidalgo Villalba sostiene que ser Wendy afecta a todos los órdenes de la vida. "Son personas que dan todo por los demás sin tenerse en cuenta, sin quererse. Y eso puede acabar provocando un vacío inmenso", señala. "Y esa situación, a la larga, acabará desembocando en frustraciones e insatisfacción personal y profesional".
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