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By WomenNow

12, Agosto, 2022

'Productivitis': cómo evitar sentirse sentirte culpable por no hacer nada

Foto: Getty.

'Productivitis': cómo evitar sentirse sentirte culpable por no hacer nada

La hiperproductividad o 'productivitis' es uno de los males de nuestro tiempo. Por eso, cuando llegan las vacaciones nos cuesta bajar el ritmo y, a menudo, "no hacer nada" nos conduce a sentirnos culpables. Pero es un error. Te explicamos los múltiples beneficios del 'dolce far niente'.

Ana Mª Caballero

Producir, producir y producir. A veces, parece que tu cabeza y tu cuerpo solo obedecen a esa orden. La dinámica del trabajo te empuja a ese estado de hiperproductividad y eficiencia constantes, pero la realidad es que nuestra mente necesita descanso para poder 'resetearse'. Lo dicen todos los expertos: las vacaciones no son un privilegio, sino una necesidad. Pero no hacer nada es hacer algo y saber gestionar tantas horas de ocio durante las vacaciones también es un pequeño arte con beneficios para la salud física y, sobre todo, mental.

Procedente del latín vaccum, la palabra vacaciones significa precisamente "vacío". Sin embargo, a menudo nos empeñamos en copar la agenda del ocio con miles de planes y actividades como si de tareas laborales se tratasen. De hecho, hay quien afronta las vacaciones casi como un trabajo más. "Tenemos que aprovecharlas al máximo y debemos hacer algo muy creativo, muy emocionante, irnos a algún sitio muy exótico o, si no, no consideramos que estemos haciendo algo especial. Llenamos la agenda de actividades porque nos da una sensación de eficacia y de prestigio social", asegura Rafael San Román, psicólogo y responsable de contenidos de ifeel.

Los valores de la sociedad occidental están orientados al 'hacer', en lugar del 'ser' o 'estar'

Pero detrás de esa compulsividad, se encuentra también la culpabilidad por no estar produciendo. Y romper esa dinámica de pensamiento no es tan sencillo. ¿Por qué? "La sociedad y cultura occidental tiene unos valores muy orientados a la productividad, entendida como 'hacer' en lugar de 'estar' o 'ser'. Estamos entrenados para lo material y lo económico y no estamos acostumbrados a estar parados o aburrirnos. Por eso lo llevamos tan mal", asegura el experto. Sin embargo, lejos de ser un problema, dedicarse a la "nadería" nos aporta múltiples beneficios.

1. Favorece la creatividad

Estar activos, producir y tener agendas repletas de actividades no es la única manera de pasarlo bien ni de desconectar. "El silencio y la inactividad pueden ser creativos y muy fértiles", señala San Román. Una inercia laboral basada en la productividad provoca que los equipos de trabajo padezcan el tipo de estrés, ansiedad y fatiga que mata el pensamiento imaginativo. Es importante disponer de una parcela solo para nosotros, sin ruido ni prejuicios, para que la mente se libere y puedan fluir las ideas, por muy locas que sean.

2. Proporciona descanso real

No hacer nada no significa que no estés produciendo. Al contrario, cuando no haces nada "produces descanso y produces quietud". Y esto es importante porque nuestra rutina debe alternar pausas y descansos con tiempos de gran actividad para poder asimilar los aprendizajes y procesar la información. "Eso nos permite estar frescos, descansados y disponibles física y psicológicamente para poder afrontar responsabilidades, retos y las tareas profesionales o personales que tengamos por delante".

3. Ayuda a frenar el "monkey mind" y el "ruido mental" 

La productivitis nos lleva a entrar en una dinámica de pensamiento hiperactivo y de órdenes constantes. Ponemos el "modo robot" 'on' y no vemos más allá de producir y "consumir" tiempo sin sentido. Frenar esa forma de pensar es posible y las vacaciones son un buen momento para intentarlo. Además, aunque a menudo no seamos capaces de acallar nuestros miedos e incertidumbres, sí podemos domarlas para centrarnos en el presente, de una forma inconsciente o más conscientemente, a través del 'mindfulness'. Así también será más fácil volver a la oficina con las pilas cargadas.

4. Facilita el autoconocimiento 

El silencio que podemos conquistar durante las vacaciones también nos permite conocernos mejor y encontrar la moderación. "Establecemos nuestros límites y nos ayudan a saber qué cosas nos agotan y cuáles nos motivan para potenciar aquello que nos hace disfrutar e impulsar lo que percibimos o intuimos que nos puede reconfortar", indica el psicólogo. Se trata, en definitiva, de actuar en función de nuestras necesidades reales y no dejarnos llevar por la presión social de ser "hacedores".

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