Reino Unido

¿Por qué Liz Truss solo ha durado un mes y medio en el cargo? En cuatro palabras: imprudencia, caos partidista y Brexit

Acaba de pasar a la historia como la primera ministra más breve del Reino Unido. La fallida política económica de Liz Truss y un partido conservador en plena rebelión contra su líder, han terminado con la carrera política de la heredera de Margaret Thatcher 44 días después de su llegada a Downing Street.

Era imposible que Liz Truss se mantuviera mucho más en el poder, con su credibilidad y autoridad bajo mínimos tras la fallida política económica que ha querido implementar, con la forma y el fondo de hierro de su admirada Margaret Thatcher. Su dimisión abre una nueva etapa de incertidumbre en Reino Unido, en una legislatura que el partido conservador no alcanza a estabilizar con sus recetas habituales. Lo ha admitido la misma Truss: "No puedo cumplir con el mandato", aunque cargó la responsabilidad a "un período de gran inestabilidad política e internacional". Sí, pero hay otras razones que le tocan mucho más personalmente .

Liz Truss ha estado menos de dos meses en el cargo , pasa a la historia como la más breve hasta la fecha , y Reino Unido se encamina hacia su quinto primer ministro en seis años . Obviamente, el peligro de una ‘italianización’ de la política, con primeros ministros incapaces de cuajar políticas a medio plazo y abocados como mucho a reaccionar, está ahí. La próxima solución de gobierno que los ‘tories’ propongan al país se encontrará con los tres problemas de fondo a los que Truss no ha podido dar respuesta adecuada. El más inmediato, una situación económica que preocupa cada vez más.

Política económica fallida

La razón más inmediata de la salida de Liz Truss del 10 de Downing Street tiene que ver con su política económica: un programa de recorte radical de impuestos (la mayor de las últimas cinco décadas) que obligó al Banco de Inglaterra a intervenir urgentemente por ventas masivas de deuda y un desplome de la libra. La insistencia de Truss de mantener este programa frente a la oposición de prácticamente todo el ‘establishment’ quiso solventarse con la dimisión de su responsable inmediato, el ministro del Tesoro, Kwasi Kwarteng. Pero Truss alargó tanto el tira y afloja, que liquidó su credibilidad. No son tiempos de hierro, sino de máxima flexibilidad .

La insistencia de Liz Truss por mantener a toda costa el llamado "mini budget" no era mera obstinación. El partido conservador se ve en la disyuntiva de cumplir las promesas del Brexit en la peor de las coyunturas, pero no puede renunciar a hacerlo. La misma Truss insistía en su corto discurso de dimisión: "Mi objetivo era impulsar una economía de bajos impuestos y alto crecimiento que aprovechara las ventajas y las libertades del Brexit". Desafortunadamente, la geopolítica ha supuesto un parón a las políticas neoliberales en toda Europa , donde la intervención vuelve a contemplarse como una opción lógica.

La puerta giratoria del caos

Para más inri, el Brexit no despega : el PIB ha descendido un 5,2% desde la desconexión con la Unión Europea y Reino Unido vive una crisis peor que la de los años 70 : la inflación supera el 10 % y la p érdida de poder adquisitivo de las familias es la más importante de los últimos en cuarenta años. Los que prometían volver a hacer grande a Reino Unido solo han logrado extender la pobreza. Sin embargo, no es solo lo económico lo que falla. El partido conservador se muestra incapaz de apoyar a sus líderes , en un proceso de miedo y desbandada que les aboca a caminar constantemente en la cuerda floja. Con bastante acierto, el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, lo describió como "puerta giratoria del caos" .

En las últimas 24 horas, Liz Truss no pudo hacer frente a una serie de situaciones límite dentro de su propio partido. En el Parlamento, la discusión de una ley sobre ‘fracking’ que no debía suponer mayor problema se convirtió en una especie de moción de censura encubierta contra la primera ministra , con bastantes ‘tories’ dispuestos a votar contra ella. Además, Truss se despidió con una bronca monumental (eso dicen) de la ministra del Interior, la ultraconservadora Suella Braverman. Renunció acusando a su jefa de "fingir que no hemos cometido errores".

En las últimas semanas, más de un centenar de diputados ‘tories’ habían retirado su confianza a Truss por carta dirigida al Comité 1922. Horas antes de su dimisión, el goteo de misivas se hizo insoportable. Puedes gobernar algún tiempo sin el apoyo de la ciudadanía, pero imposible hacerlo sin el de tu partido.

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