14, Enero, 2022

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¿Por qué las mujeres 'millennial' no estamos negociando bien nuestro salario?
Mientras la brecha salarial sigue siendo una realidad, los estudios demuestran que las mujeres jóvenes siguen teniendo demasiados reparos a la hora de negociar una subida de sueldo o el salario de entrada en una nueva empresa. ¿Para qué ha servido el empoderamiento?
Elena de los Ríos.
Se trata de la generación que ha llegado a la edad adulta en plena ola del MeToo y el empoderamiento de las mujeres, por eso sorprende que las investigaciones continúen insistiendo en que las profesionales no negocian su salario o, al menos, no logran sus demandas (como las de conseguir un aumento de sueldo) con tanta frecuencia como los hombres.
Una reciente encuesta de Mint, la app de finanzas personales, descubrió que el 58% de los millennials no han discutido su sueldo y que la probabilidad de que una mujer acepte el primer sueldo que se le ofrece es tres veces mayor de que lo haga un hombre. Definitivamente, algo está pasando. Algo más que la previsible precaución en un mercado laboral tan estrecho para los jóvenes.
"Los millennials ven obvio el papel de la mujer en todos los ámbitos y, por tanto, la negociación cada vez tiene menos de género y más de competencia personal", apunta Manuel Fernández, experto en liderazgo y recursos humanos. "Muchos han crecido en ambientes familiares donde ambos padres trabajan, por lo que los jóvenes de esta generación pueden ser más propensos a ver la igualdad de ingresos entre sus padres". ¿Entonces por qué no se atreven a negociar mejoras económicas?
María Olivella, antropóloga y coordinadora del Área de Igualdad de la UOC, explica que aún existe una contradicción entre los valores que se esperan de las mujeres en el sigo XXI y su consideración como profesionales competentes. "Por un lado, existe la fantasía de la supermujer fuerte y exitosa y, por el otro, una construcción de la feminidad que no avanza tan rápido. En ese sentido, podríamos hablar de una ansiedad que sufren todas las mujeres jóvenes actuales, las cuales, por un lado, se ven presionadas por tener éxito y, por otro lado, tienen unos mandatos de género todavía muy rígidos", explica. "No quieren ser consideradas avariciosas, ambiciosas o ingratas, pues las mujeres deben contentarse con haber alcanzado un puesto de trabajo".
Existe, sin embargo, un factor que puede distorsionar este tipo de estudios: la distinta consideración que puede llegar a tener el salario en las generaciones más jóvenes, sobre todo en las profesiones mejor remuneradas. "Los millennials tienen sus exigencias y las defienden, pero el salario puede no ser la prioridad máxima", apunta Gina Aran, experta en recursos humanos. "Suelen saber cuánto quieren cobrar. Por lo tanto, tienen un mínimo del que no bajarán. Pero, por encima de este, pueden ser muy flexibles si la empresa y el trabajo son lo suficientemente atractivos".
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