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By WomenNow

8, Septiembre, 2022

La paradoja finlandesa: por qué un país dirigido por mujeres castiga a Sanna Marin por bailar

Sanna Marin. Foto: Getty.

La paradoja finlandesa: por qué un país dirigido por mujeres castiga a Sanna Marin por bailar

Las despiadadas críticas vertidas contra Sanna Marin por disfrutar de su tiempo de ocio han dejado en evidencia que, pese a ser un país pionero en políticas de igualdad de género, Finlandia también lucha contra el sexismo soterrado. Y es precisamente Marin la que más empeño ha demostrado por combatirlo.

Elena de los Ríos

Las primeras ministras no pueden bailar o, al menos, no las presidentas de 36 años como Sanna Marin, la mandataria más joven del mundo. "Si no se puede bailar no es mi revolución", dicen que dijo la anarquista Emma Goldman, una reivindicación que defiende el poder liberador, incluso catártico, de la danza. Estamos ante un territorio de posibilidad y movilización al que le teme, lógicamente, el ‘establishment’. En su momento se prohibieron el vals, el tango y el rock’n’roll. La presidenta Marin no estaba bailando twerking, pero sus ‘alarmantes’ movimientos fueron calificados como "sugestivos".

Se ha dicho ya casi todo acerca del castigo a Sanna Marin por ser una mujer y no haber cumplido 40, un ataque desproporcionado que se sirve del mar de fondo misógino que aún habita en las alcantarillas de nuestras sociedades. Esa es la paradoja que emerge gracias a este lamentable episodio de cancelación. Más allá del aprovechamiento que la extrema derecha ha hecho de filtraciones de imágenes privadas, lo que sorprende es la unanimidad disgustada de la reacción política y ciudadana ante unas imágenes de lo más inocentes. ¿No era Finlandia un país dirigido por mujeres?

Sexismo soterrado

Efectivamente: Marin encabeza una coalición de gobierno formada por cinco partidos políticos, todos ellos dirigidos por mujeres. Además, aproximadamente la mitad de los cargos legislativos y ministeriales del país están ocupados por féminas. Algo consecuente en una nación que en 1906, cuando aún era un ducado de Rusia, se convirtió en la primera que concedió plenos derechos políticos a las mujeres, tanto para votar como para ser candidatas. Un año después, las 19 elegidas para el Parlamento finlandés fueron las primeras parlamentarias del mundo.

que en 1906, cuando aún era un ducado de Rusia, se convirtió

Más aún. En 2021, Finlandia ocupó el segundo lugar en el informe del Foro Económico Mundial sobre la brecha global de género, solo por detrás de su colega nórdico, Islandia. Existe consenso entre los especialistas acerca de que el sistema educativo finlandés es el más adelantado del mundo. No es raro encontrar a ejecutivas en los consejos de administración de las grandes empresas y la iglesia evangélico-luterana hasta admite el sacerdocio femenino. Sin embargo, parece existir una brecha más honda a la que no ha llegado la legislación que gira en torno a la representación paritaria. Un sexismo subterráneo.

Es un apunte que persiste en las notas de muchas mujeres que han vivido en Finlandia y han contado la experiencia: también aquella sociedad es machista, aunque la apariencia paritaria de las estructuras parezca desmentirlo. Un dato terrible en el que incide Amnistía Internacional desvela que entre 60.000 y 50.000 finlandesas sufren cada año violencia sexual, incluida la violación. Uno de los centros de asistencia a mujeres violadas de Helsinki reportó 60 casos solo en junio de 2020. En julio de 2021 fueron 80. Los incidentes aumentan año tras año, pero no se denuncian debido a una legislación terriblemente anticuada. Aún así, entre 2017 y 2021 las denuncias por violación aumentaron un 45%.

Reforma legislativa

La prevalencia del marco de relación del machismo pervive en una legislación sobre violencia sexual que Sanna Marin y su gobierno ha querido reformar. Sobre todo después de una sentencia del Tribunal Supremo finlandés que determinó que las relaciones sexuales entre un hombre adulto y una niña de 10 años constituían "abuso sexual con agravante" y no violación, pues no se pudo demostrar violencia, intimidación, miedo o impotencia. En 2023 se votará la reforma de la ley que determina que la violación implica la ausencia de consentimiento y eleva la pena mínima de un año a dos. Además, el acoso sexual no exigirá contacto físico y se perseguirá la publicación de imágenes de índole íntima sin autorización.

La reforma de Sanna Marin se parece mucho a la Ley de Libertad Sexual aprobada por las Cortes españolas este año, con la diferencia de que España no puntúa tan alto como Finlandia en los índices de igualdad de género. A la hora de reconocer el consentimiento, o sea, la autonomía del deseo de las mujeres, Finlandia también va detrás de Alemania, Países Bajos, Reino Unido o Suecia. Porque una cosa es ejercer el poder y otra muy distinta tener el poder de hacer lo que una quiera con su cuerpo.

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