Por qué las estrellas, como Dakota Johnson o Cara Delevingne, prefieren vender juguetes sexuales a perfumes

Hay que reconocerlo: Gwyneth Paltrow, que en 2016 comercializó un vibrador de oro de 13.000 euros, el año pasado puso en el mercado velas con olor a su propia vagina y que hace unos meses presentó un nuevo consolador cuyas existencias se agotaron en cuestión de días, es una pionera. Y quizá la primera celebrity que supo ignorar el tabú y empezar a hacer caja vendiendo y promocionando productores relacionados con la salud sexual. Pero ha dejado de ser la única. Otras, como Lily Allen, Cara Delevingne o Dakota Johnson, han seguido su ejemplo y están contribuyendo a normalizar la conversación sobre el placer femenino en un escenario de desescalada en el que muchas mujeres necesitan consejos para mejorar su vida sexual.

"Los juguetes sexuales todavía son un tabú. Y la única forma de conseguir que ciertos temas dejen de serlo es hablar de ellos abiertamente, con frecuencia y sin vergüenza ni culpa", explicó Lilly Allen cuando presentó su colaboración con Womanizer, el año pasado. Durante la campaña de promoción, la cantante animó a las mujeres a utilizar vibradores para masturbarse utilizando el hashtag #Imasturbate.

En noviembre, la modelo y actriz Cara Delevingne se convirtió en la nueva co-propietaria y consejera creativa de la compañía de juguetes sexuales Lora DiCarlo. "Quiero utilizar mi voz y mi plataforma para inspirar y alentar a otros seres humanos a abrazar su sexualidad con positividad y confianza, compartiendo el valor de celebrar, sin necesidad de pedir disculpas, la exploración sexual y trabajar para desestigmatizar la sexualidad", explicó entonces.

La última en unirse al club ha sido la actriz Dakota Johnson, cuyo bautismo en Hollywood fue la adaptación cinematográfica de 'Cincuenta sombras de Grey', y que desde hace unos meses ejerce como co-directora creativa e inversora de la marca de wellness sexual Maude, para la que recientemente promocionó un vibrador en Instagram.

La llegada de todas ellas a la industria de los productos sexuales no podría producirse en un momento más oportuno. En primer lugar, porque, según han constatado varios estudios científicos, la pandemia y los consiguientes confinamientos han hecho disminuir dramáticamente la líbido de las mujeres y el número de relaciones sexuales en las parejas. Pero también porque la industria del wellness sexual (que no solo comercializa juguetes y vibradores, sino también aceites corporales, complementos vitamínicos e incluso 'apps' para practicar sexo según los principios del mindfulness) no para de crecer: se estima que en 2026 moverá más de 100.000 millones de euros al año. Y las estrellas, claro, quieren su pedazo del pastel.

Con un diseño cada vez más cuidado y femenino, que actrices, modelos y cantantes promocionen vibradores y juguetes sexuales contribuye a normalizar la conversación en torno a la salud sexual de las mujeres, pero también a derribar estigmas sobre el deseo femenino.