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By WomenNow

28, Septiembre, 2022

Jenny Saville, la artista viva más cotizada del mundo que aprendió a pintar desnudos viendo trabajar a un cirujano plástico

La artista Jenny Saville junto a una de sus obras. Foto: Getty.

Jenny Saville, la artista viva más cotizada del mundo que aprendió a pintar desnudos viendo trabajar a un cirujano plástico

En 2018, su obra 'Proped' se subastó en Sotheby's por 10,9 millones de euros. Famosa por sus desnudos femeninos de grandes dimensiones y estilo figurativo, Jenny Saville es la artista viva más codiciada por los coleccionistas.

Ixone Díaz

Mientras museos y galerías de arte de todo el mundo han despertado por fin a la necesidad de incorporar cada vez más artistas femeninas a sus exposiciones, la escandalosa brecha de valor del mundo del arte persiste. Un solo dato lo corrobora: las obras creadas por hombres se cotizan diez veces más que las producidas por mujeres. De ahí que la obra de Jeff Koons, el artista vivo más caro del mundo, sea 'mainstream' en la cultura pop y, en cambio, mucha gente nunca haya oído hablar de Jenny Saville pese a ser la artista más cotizada del planeta. En 2018, su cuadro 'Proped', expuesto por primera vez en 1997, se vendió en Sotheby's por 10,9 millones de euros. Nunca antes una obra creada por una mujer había alcanzado semejante valoración. Eso sí, Saville (Cambridge, 1970) no soporta que se refieran a ella como una "mujer-artista".

Aunque no se prodiga en apariciones públicas ni entrevistas,  ha contado que siempre supo que quería ser artista y que, por esa misma razón, pensaba que terminaría ganándose la vida como camarera. Pero poco después de terminar sus estudios en la Glasgow School of Art, el coleccionista Charles Saatchi se fijó en su obra y compró todos los cuadros de su graduación. Inspirada en las creaciones de artistas como Tiziano, Velázquez, Rembrandt o Tintoretto  (y comparada a menudo con Lucian Freud) Saville es famosa por sus fascinantes desnudos figurativos de grandes dimensiones, en general menos interesados en retratar la belleza que en explorar las imperfecciones y el pulso vital de los cuerpos, particularmente los femeninos.

Morgues, mataderos y operaciones de cirugía estética 

De hecho, la artista se formó observando cadáveres en la morgue, presenciando las intervenciones de un cirujano plástico de Nueva York o visitando mataderos, pero también estudiando la escultura clásica renacentista y leyendo tratados sobre patologías médicas. Aunque muchos críticos se han aventurado a explicar que sus obras desafían los estereotipos acerca del cuerpo femenino o que el trabajo de Saville es un alegato contra la cirugía estética y la tiranía de la imagen, ella niega que persiga esa intención. Su obra, dice, no pretende emitir juicios de valor. Y a pesar de eso, no deja indiferente a nadie y países como China han llegado a censurarla.

Extremadamente metódica, trabaja en su taller de Oxford de ocho de la mañana a cuatro de la tarde antes de recoger a sus dos hijos del colegio, Saville también es una artista selectiva: solo 40 de sus obras han salido a subasta en los últimos 20 años, lo que ha contribuido a convertirla en una artista sumamente cotizada entre los coleccionistas.

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