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By WomenNow

18, Octubre, 2021

Jacinda Ardern: ¿por qué está sufriendo una crisis de popularidad la primera ministra de Nueva Zelanda?

Crédito: Getty.

Jacinda Ardern: ¿por qué está sufriendo una crisis de popularidad la primera ministra de Nueva Zelanda?

Después de convertirse en una de las líderes mundiales mejor valoradas por su gestión durante el inicio de la pandemia, el cambio de estrategia para afrontar la crisis sanitaria está pasando factura a la popularidad (y el liderazgo) de Jacinda Ardern en Nueva Zelanda.

Ixone Díaz

Durante los primeros meses de la pandemia, Jacinda Ardern se convirtió en un referente de liderazgo y gestión de la crisis sanitaria a escala global. Su estrategia de eliminación del virus consiguió el efecto buscado y los escasos números de contagios y muertes registrados en Nueva Zelanda consiguieron situar al país entre los que mejor afrontaron el reto en todo el mundo. Pero 18 meses después del estallido del covid-19, la primera ministra neozelandesa está empezando a notar el desgaste. Pero, ¿cuál es el motivo de su pérdida de popularidad?

Durante un año y medio, Nueva Zelanda ha vivido casi ajena al azote de la pandemia. Sin obligatoriedad de utilizar mascarillas, con los comercios y restaurantes funcionando con relativa normalidad y sin excesivas restricciones a los encuentros sociales, Ardern apostó desde el principio por la estrategia de erradicación del virus que siguieron otros países como China con el cierre férreo de sus fronteras. Con campañas en las que se hacía énfasis en "quedarse en las burbujas" o "romper la cadena" de los contagios, la primera ministra consiguió obtener un apoyo masivo a sus medidas: en algunas encuestas hasta el 80% de los neozelandeses afirmaban aprobar su gestión. De hecho, la estrategia se había convertido en un motivo de orgullo nacional. 

Por eso, el anuncio, hace unos días, de que la estrategia de "covid cero" impuesta por Ardern ya no era viable confundió y enfureció a muchos. "Hasta la fecha hemos conseguido controlar en gran medida los brotes, pero con la variante Delta, la vuelta a cero es increíblemente difícil", explicaba Ardern. Igual que en Australia, los brotes de la variante Delta comenzaron en agosto y evidenciaron que la erradicación total del virus ya no era posible y había que aprender a vivir con él mientras se trataban de controlar los brotes.

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El anuncio está pasando factura a Ardern, cuyo apoyo en las encuestas ha descendido, aunque sigue liderando los sondeos de intención de voto. Primero, por el confinamiento de ciudades como Aukland, pero también porque el ritmo de la campaña de vacunación sigue siendo lento en comparación con otros países. Al principio, las dosis llegaban con cuentagotas. Y los ciudadanos (que no habían sufrido grandes restricciones durante los primeros meses de la pandemia) tampoco estaban desesperados por vacunarse. A día de hoy, solo el 50 % de la población neozelandesa tiene la pauta completa de inmunización y las comunidades más vulnerables, como la etnia Maori, registran tasas de vacunación mucho más bajas que la población general.

Ardern, que desde el principio ha apoyado sus decisiones políticas en las recomendaciones científicas, ha insistido en que no se arrepiente de su estrategia: "La eliminación era importante porque no teníamos vacunas. Ahora sí las tenemos". Pese a las críticas que ha suscitado su cambio de rumbo y la ambigüedad de algunas de las medidas propuestas, las estadísticas de Nueva Zelanda siguen demostrando que su gestión ha sido más que notable. Según la Johns Hopkins University, Nueva Zelanda, con una población de algo más de cinco millones de personas, solo ha registrado 5.005 casos de covid y 28 muertes desde el inicio de la pandemia.

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