8, Julio, 2022

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¿Qué es el 'fexting'? El nuevo fenómeno 'online' que practican Jill Biden y otras mujeres altamente ocupadas
Quizá ya lo estés practicando sin haberle puesto un nombre. El 'fexting' consiste en discutir con alguien (sea tu pareja o un compañero de trabajo) a través de 'apps' de mensajería instantánea. Tiene sus pros y sus contras y puede ser un arte sofisticado.
Elena de los Ríos
Lo has adivinado: es otro anglicismo incomprensible (como hepeating o manterrupting) que tiene todas las papeletas de calar en el diccionario habitual. Se trata de un primo hermano de sexting, de ‘sex’ (sexo) y ‘texting’ (mensajear), o sea, aprovechar la mensajería más o menos instantánea para enviar misivas sexuales. En el fexting, las mujeres altamente ocupadas como Jill Biden recurren a WhatsApp o Telegram para discutir. La primera dama estadounidense ha reconocido que, para evitar la vigilancia 24 horas del servicio secreto, dirime sus diferencias habituales con su marido y presidente Joe Biden vía texto. Discusiones silenciosas. Una maravilla.
Fexting, the 'fight' (discutir, luchar) y 'texting', parece tener más ventajas además de sortear la curiosidad ajena. De hecho, podría figurar como una de las maneras más civilizadas y ‘sanas’ de expresar los disensos y solucionar conflictos. En realidad, tiene pros y contras. A su favor, está claro que expresar los argumentos por escrito permite minimizar la agresividad que puede darse en el discurso oral y aportar argumentos más reflexivos y concretos. En su contra se cuentan las estrategias de salida que promocionan las apps de mensajería: es facilísimo bloquear e ignorar (el famoso ghosting) a quien nos lleva la contraria.
Expresar los argumentos por escrito permite minimizar la agresividad del discurso oral
Más ventajas del fexting, sobre todo para esas personas que no se desenvuelven bien en estados emocionales alterados ni son terriblemente rápidos a la hora de replicar. Los introvertidos tienen tiempo para pensar sus réplicas y, además, sin tener que escuchar gritos o voces tensas que azucen. De hecho, al contar con algo más de tiempo para procesar las ideas también podemos responder de manera más inteligente y con más sentido. Incluso nos da tiempo a autocensurarnos, a poner más cuidado y cariño en las manifestaciones y a tender puentes. Si escribimos con sensibilidad, promovemos respuesta sensibles.
También permite responder de una manera más inteligente y hasta autocensurarse
Conviene, sin embargo, tener en cuenta un dato definitivo. El 55% de lo que comunicamos no es verbal, sino que proviene de gestos y del lenguaje corporal en general. Cuando eliminamos este input, nos exponemos a una mayor probabilidad de que se produzcan malentendidos y problemas de interpretación. Incluso podemos llegar a leer entre líneas emociones, sentimientos u opiniones que no existen. Una coma mal puesta, un emoticono equivocado o cierta tardanza al contestar puede enfadar tanto o más que un grito. Por eso, si la discusión es seria (o se vuelve seria por un malentendido) lo ideal es dejar el smartphone al margen y hablar cara a cara. A veces, mirarse a los ojos basta para que vuelva la paz.