15, Octubre, 2020

Liu Giuangxi / Unplash.
Las mujeres rurales: ocho razones por las que la pandemia las está golpeando más fuerte
En el Día Internacional de las Mujeres Rurales, estos son los motivos para reflexionar por qué ellas están siendo las grandes perjudicadas de la pandemia... aunque su queja es invisible.
Las mujeres rurales son el pilar de todo un mundo. Son agricultoras, ganaderas, se encargan de llevar alimentos al hogar y cocinarlos, también los venden, cuidan de niños y mayores... y la pandemia las ha situado en una posición muy difícil. Los organismos internacionales alertan de que la crisis sanitaria ha alimentado la desigualdad, la enfermedad y la violencia contra ellas. Incluso Angelina Jolie alerta de la situación: la pandemia puede acabar con décadas de avances en igualdad de género. En el Día Internacional de las Mujeres Rurales, estas son algunas claves de por qué es necesario dar la voz de alarma.
Casi la mitad de los agricultores del mundo son mujeres. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las mujeres constituyen el 43% de la mano de obra agrícola del mundo.
Pero… no son dueñas de la tierra. A pesar de trabajar en el campo casi en igual proporción que los hombres, menos del 15% de los terratenientes en el planeta son mujeres, señala el organismo. Y en Oriente Medio y el norte de África, donde la desigualdad entre sexos es más extrema, no llegan ni al 5%.
Tienen poca capacidad de decisión. No solo las mujeres rurales de las regiones más pobres del mundo se encuentran con dificultades. También aquí, en España, perviven desigualdades de género. Por ejemplo, solo el 26% son socias de una cooperativa y únicamente el 3,6% son presidentas, según el informe "El cooperativismo agroalimentario español", elaborado por Observatorio Socioeconómico del Cooperativismo Agroalimentario Español (OSCAE).
"Las mujeres que enviudan debido a la Covid-19 corren el riesgo de ser desheredadas, ya que los derechos de propiedad de las mujeres a menudo están condicionados al matrimonio" (Banco Mundial).
Las viudas de la Covid-19. Según la ONU, la crisis sanitaria provocada por el coronavirus vuelve a las mujeres rurales aún más vulnerables. La discriminación de género que existe en muchas sociedades impide a la mayoría de ellas tener derechos sobre la tierra, y ahora el problema ha empeorado: en muchos países, "las mujeres que enviudan debido a la Covid-19 corren el riesgo de ser desheredadas, ya que los derechos de propiedad de las mujeres a menudo están condicionados al matrimonio", explica un informe del Banco Mundial.
Desplazadas en su propia tierra. A ello se une otro desafío: el regreso a las zonas rurales de migrantes que han perdido el trabajo debido a la pandemia, "lo que aumenta la presión sobre la tierra y los recursos y agrava las diferencias de género en la agricultura y la seguridad alimentaria", dice la FAO.
Las mujeres rurales comen menos… y peor. Según el organismo, en épocas de crisis como la actual, en los hogares con menos recursos se adoptan estrategias de supervivencia que casi siempre perjudican a las mujeres y las niñas: "En muchas sociedades, la tradición establece que los hombres deben comer primero y recibir los mejores alimentos".
"En muchas sociedades, la tradición establece que los hombres deben comer primero y recibir los mejores alimentos" (FAO).
Están más expuestas a la violencia. La violencia machista ha aumentado durante el confinamiento, y en las áreas más pobres, el problema se intensifica. "Cuando los alimentos escasean, el aumento de la inseguridad alimentaria unido al recrudecimiento de las tensiones en el hogar puede situar a las mujeres en una situación de mayor riesgo de padecer violencia doméstica", señala la FAO en el informe "Efectos de la COVID-19 en hombres y en mujeres y respuestas políticas equitativas en el ámbito de la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición".
Menos acceso a la salud… y al crédito. Según la FAO, en las zonas pobres situadas en áreas remotas, donde vive una buena parte de los agricultores y ganaderos del mundo, hay un acceso muy limitado a la salud y medicamentos. Esto ocurre en el caso de ambos sexos, pero es que ellas, además, se enfrentan a estereotipos de género y normas sociales restrictivas que les hace aún más difícil que puedan acceder a servicios de salud. Lo mismo ocurre con el acceso al crédito, mercados, cadenas de suministro o a tecnologías que puedan mejorar su vida.