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¿Por qué se sigue castigando a las deportistas profesionales por ser madres?

Serena Williams ha visibilizado los desafíos a los que las deportistas profesionales se enfrentan cuando deciden ser madres. Foto: Getty.

¿Por qué se sigue castigando a las deportistas profesionales por ser madres?

El caso de la jugadora italiana de voleibol Lara Lugli, despedida por quedarse embarazada, vuelve a poner sobre la mesa la discriminación que sufren las deportistas cuando deciden tener hijos. Mientras tanto, marcas como Nike, acusada en el pasado de haber discriminado a sus deportistas, hace examen de conciencia en forma de anuncio inspiracional.

Ixone Díaz

El caso saltó a los medios la semana pasada, cuando su protagonista decidió denunciarlo públicamente en FacebookLara Lugli, una jugadora de voleibol de la segunda división italiana, se quedó embarazada en 2019. Cuando se lo comunicó a su club, el Pordenone, fue despedida de manera fulminante. No fue una sorpresa para ella porque esa posibilidad figuraba expresamente en su contrato. Un mes más tarde, Lugli sufrió un aborto. Cuando reclamó su último sueldo, el club se lo negó y ella decidió demandarlos. Entonces, el equipo le devolvió la demanda acusándola de haber "ocultado su posible deseo de quedarse embarazada", pero también reponsabilizándola de la pérdida de patrocinadores y de los malos resultados deportivos del club. El caso ha conmocionado a la opinión pública italiana en un país donde la brecha de género es la más acusada de toda la Unión Europea.

"Aunque yo no sea una atleta de fama mundial, esto no puede ser un precedente para otras jugadoras que en el futuro se encuentren en la misma situación. Si una mujer se queda embarazada no puede conferir un daño a nadie y tampoco debe indemnizar a nadie", escribió en su perfil de la red social con motivo del Día de la Mujer.

El caso vuelve a poner de manifiesto la desprotección a la que se enfrentan las deportistas profesionales cuando deciden ser madres, incluso a las que han cambiado la historia del deporte. Un asunto que han denunciado campeonas como la española Ana Peleteiro. "Hasta hace poco, muchas atletas ocultaban sus embarazos. Te enterabas cuando tenían el bebé. Cuando yo firmé con Adidas, lo dejé muy claro: 'Este contrato es muy largo y yo en estos años seré madre; ya os lo adelanto'. Mi mánager me daba patadas por debajo de la mesa. Yo no me iba a callar, estaban en juego mis derechos. En Adidas me agradecieron la honestidad y garantizaron que no habría problemas", le contó el año pasado la triplista a 'Mujer Hoy'.

Poco a poco, lo que antes se interpretaba como un impedimento insalvable (y hasta una falta de profesionalidad) para practicar deporte a nivel profesional, está dejando de serlo. Sin duda, la mujer que más ha hecho por esta causa es Serena Williams que, después de dar a luz en 2018 en un parto en el que sufrió graves complicaciones, visibilizó los desafíos de la maternidad con un celebrado post en Instragram. "Siento que no soy una buena madre", confesó ocho meses después de convertirse en madre sobre los desafíos de la conciliación. Sin embargo, Williams ha demostrado desde entonces que volver a competir al más alto nivel es posible. Las cuatro finales de Grand Slam a las que ha llegado desde entonces son su mejor testimonio.

Las marcas, fundamentales para la supervivencia de estas deportitas, también han hecho examen de conciencia. En 2019, Nike prometió dejar de penalizar a las atletas que se quedaban embarazadas teniendo contrato con la marca. Sin embargo, el anuncio llegó después de que la medallista olímpica Allyson Felix denunciara públicamente el trato que Nike le dispensó cuando se quedó embarazada y dio a luz a una niña prematura.

Lo hizo con una carta abierta publicada en el 'New York Times' en la que explicó que le ofrecieron renovar su contrato con una penalización del 70 por ciento y le presionaron para regresar cuanto antes a la competición. "Mi decepción no es solo con Nike, sino con cómo la industria del deporte trata a sus mujeres atletas", dijo entonces. El caso (y la docena de atletas que como consecuencia rompieron relaciones con la marca) hizo que Nike se comprometiera a no rescindir los contratos ni aplicar reducciones económicas a las deportitas que esperaban un hijo o acababan de tenerlo.

Y ahora, la marca deportiva ha utilizado lo que mejor sabe hacer para reparar el daño a su imagen con una campaña de publicidad en la que las deportistas embarazadas o lactantes son las únicas protagonistas. Una rectificación que llega tarde, pero que es una pequeña obra de arte.

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