3, Septiembre, 2021

Ahorro. Crédito: Getty.
Si eres un desastre con el dinero y quieres aprender a controlarlo, te interesa el método 50/30/20
¿Eres de las que evitan llevar un control exhaustivo de las cuentas bancarias y los gastos? Aunque no estás sola, la pasividad contable puede darte algunos disgustos. Y enmendarla no es tan difícil. Sigue leyendo...
Elena de los Ríos.
Existen muchas razones por las que utilizamos estrategias de evitación a la hora de hacernos cargo de nuestro dinero. Algunas son difícilmente controlables, porque tienen mucho que ver con lo que vemos en casa cuando somos niñas. Y cuesta muchísimo desaprender los comportamientos económicos que heredamos de nuestras madres. Pero tenemos que hacerlo, porque empoderarse hoy significa, sobre todo, empoderarse financieramente. Y el primer paso para hacerlo es aprender a disfrutar con el control de gastos. Ya te hemos hablado de cómo cambiar tus hábitos financieros y de las tres decisiones económicas que debes tomar si has cumplido 30 o si eres freelance. Y ahora vamos a ponernos al día en esta tarea de la manera más sencilla e indolora posible, con el famoso método 50/30/20. Créetelo: te va a ayudar muchísimo.
Y no te va a costar nada memorizar la clave de esta filosofía financiera: se trata de destinar un 50% de tu sueldo para gastos básicos, un 30% para gastos personales y un 20% para ahorro. Esta es la regla ideal, pero sabemos que habrá casos en los que el ahorro sea misión imposible y otros en los que habrá margen no solo para el ahorro, sino incluso para la inversión.
Sea como fuere, siempre merece la pena ajustar los gastos fijos a ese 50% del sueldo. Hablamos de alquiler o la hipoteca, las facturas mensuales, la cesta de la compra del mes… Puedes, incluso, considerar un básico la factura de cualquier tratamiento médico que recibas con asiduidad. Si te sobra dinero, tú eliges a qué presupuesto sumarlo.
Las huchas del ahorro
Nuestra sugerencia es, claro, que destines todo el dinero que te sobra al ahorro. Si sigues esta regla que puede ahorrarte muchos quebraderos de cabeza, un 20% de tu sueldo irá a la hucha del ahorro. En realidad, lo ideal es que abras varias huchas: que una vaya recibiendo el dinero de tu colchón para crisis imprevistas, otra guarde para reformas, reparaciones o facturas médicas puntuales y otra, por ejemplo, para impuestos anuales y vacaciones importantes.
El 30% restante del sueldo debes destinarlo a ocio y gastos personales: planes de fin de semana, cenas, ropa, caprichos tecnológicos… Y lo que te sobre, ya sabes: a la hucha del ahorro.
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