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By WomenNow

15, Septiembre, 2020

La ciencia desmonta (otra vez) los mitos nocivos sobre el cerebro femenino

La ciencia desmonta (otra vez) los mitos nocivos sobre el cerebro femenino

Muchos científicos sostienen que aún existen prejuicios y discriminación contra las mujeres en los países más igualitarios. Y es que, a pesar del notable avance social, siguen extendiéndose mitos sobre el cerebro femenino. La ciencia desmiente estas creencias con contundentes argumentos.

Los mitos que defienden la inferioridad de las mujeres basándose en una visión machista (y falsa) de la ciencia han ido adoptando numerosas formas a lo largo de la historia. Aunque estemos avanzando y estas ridículas teorías hayan sido más que refutadas, aún están extendidas creencias como que hay “cerebros femeninos” y “cerebros masculinos” (lo que se denomina “neurosexismo”) o que las mujeres son más creativas, mejores en la crianza o en los idiomas y ellos más lógicos, lo cual sigue perpetuando que exista una infrarrepresentación de la mujer en la ciencia, en el sector tecnológico y desigualdad de género en la sociedad en general. La ciencia ha desmontado una y otra vez estas teorías,como argumenta Gina Rippon,profesora emérita de neuroimagen cognitiva de la Universidad de Aston en la publicación de divulgación científica The Conversation.

¿Hasta qué punto ha llegado este “neurosexismo” en la historia de la humanidad? Resulta sorprendente pero, en 1879, el sociólogo y físico aficionado francés Gustave Le Bon escribió que “incluso en las razas más inteligentes” existían “un gran número de mujeres cuyos cerebros tienen un tamaño más parecido al de un gorila que al de los cerebros masculinos más desarrollados”. Añadía: “su inferioridad es tan obvia que en este momento nadie puede negarla; lo único que vale la pena discutir es la magnitud de esta inferioridad”.

“La inferioridad de los cerebros de las mujeres es tan obvia que lo único que vale la pena discutir es su magnitud”, decía Gustave Le Bon en 1879.

Aunque esos insultos hayan quedado atrás, estas visiones resurgen adoptando distintas formas, ignorando por completo las pruebas cada vez más sólidas de que las mujeres a menudo son mejores que los hombres en numerosos campos de investigación.

El mito de la selectividad femenina

Un mito que sigue saliendo una y otra vez es el de la “selectividad femenina”. Se trata de algo que tomó cuerpo en el célebre memorándum de Google de 2017 en el que el ingeniero James Damore (quien, por cierto, fue destituido por el gigante de Internet por violar sus códigos éticos) sostenía que las preferencias biológicamente predeterminadas de las mujeres hacían que la igualdad de sexos en el campo tecnológico fuera poco probable. En su opinión, las mujeres preferían a las “personas” antes que a las “cosas”.

Pero la ciencia ha refutado también esta creencia. Que haya más posibilidades de que un puesto de enfermera lo ocupe una mujer y no un hombre o que haya más posibilidades de que un puesto de conductor de autobús lo ocupe un hombre y no una mujer no implica que nadie prefiera antes a las personas o a las cosas. Es más, un reciente estudio de la UCM revela las implicaciones claras que tienen los estereotipos de género en el desarrollo psicológico y vocacional de los niños y las niñas, que interiorizan esos moldes y se adecuan a ellos desde los cuatro años.

Es decir, al contrario de haber una diferenciación innata e inmutable entre los cerebros de los hombres y las mujeres, las experiencias vividas pueden cambiar nuestro cerebro y esto también incluye los estereotipos a los que nos sometemos. Si te animan a escribir, tu cerebro será mejor escribiendo. Y lo que es más: se ha demostrado que cuando una persona tiene pensamientos negativos acerca de cómo realizará una tarea, evita tener que hacerla y, cuando la tiene que hacer, la hace peor de lo que podría. Por eso, los estudios confirman que las mujeres se venden peor que los hombres en el mundo laboral.

 

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