Can Alberti: un hotel de lujo muy 'british' en el centro de Mahón

Carolina Rodríguez 

De Menorca se suele decir que es el paraíso en la tierra. Y no es ninguna exageración: una isla tranquila, con vegetación mediterránea, gastronomía exquisita, calas de arena sedosa y aguas azul turquesa. Poco más se le puede pedir al edén. La previsión del tiempo augura sol esta Semana Santa, pero también un número de desplazamientos por carretera que promete batir todos los récords después de dos años de restricciones pandémicas.

Por eso, si no quieres perder el tiempo en atascos y prefieres dejar los pueblos medievales o las escapadas a hoteles boutique como el Santa María de Briones o el Palacio de Samaniego, en La Rioja, para el puente de mayo, siempre puedes escaparte en un vuelo directo rumbo a las Islas Baleares. En tan sólo una hora y media puedes estar disfrutando de la isla, y sin necesidad de alojarte en un abarrotado resort de playa, sino disfrutando de la tranquilidad y el lujo sin pretensiones de un hotel boutique.

Situado en el centro de Mahón, Can Alberti inauguró su temporada el pasado 1 de abril. El edificio data de 1740 y su arquitectura tiene origen e influencia británica. Remodelado en 2016, su raíces 'british' se mezclan con la tradición menorquina y un toque contenido de modernidad.

Tras su característica fachada, en el interior predomina el blanco, los tonos tierra y la decoración minimalista. En las estancias, la madera, tanto en las vigas como en el mobiliario, garantizan un espacio íntimo, cálido y acogedor.

El hotel tan solo tiene catorce habitaciones, y por eso la tranquilidad está asegurada. El desayuno se sirve en un patio sombreado y una apuesta clara por los productos kilómetro cero. Al atardecer, su azotea ofrece preciosas vistas de la ciudad y el puerto, pero también es un rincón perfecto para tomar el sol y disfrutar de un rato de lectura.

Además de ofrecer un servicio de masajes, Can Alberti suele organizar exposiciones de arte contemporáneo y conciertos. Además, su situación estratégica, en el corazón de Mahón, permite disfrutar de todas las actividades culturales de la capital menorquina y de su amplia oferta gastronómica.

Pero la isla, que es relativamente pequeña y fácil de recorrer, va mucho más allá de Mahón. Sus encantos son tan conocidos como infinitos: desde sus espectaculares calas (Macarella o Mitjana son dos de las imprescindibles), la siempre vibrante Ciudadela (en el otro extremo de la isla), pueblos con encanto como Binibeca, Ferreries o Fornells, chiringuitos a pie de playa... Menorca ofrece todo lo que esperamos de un viaje a las Islas Baleares pero con menos turistas, más tranquilidad y mucha más autenticidad.