10, Mayo, 2022

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Y ahora, el burka. Todos los derechos que las mujeres afganas han perdido bajo el régimen talibán
Desde que los talibanes llegaron al poder en agosto, las mujeres afganas han perdido la mayoría de sus derechos. Hace unos días, el líder de los extremistas anunciaba que, a partir de ahora, las mujeres también deberán lucir burka en público. El último atropello de una larguísima lista de agravios.
Ixone Díaz
Ha sido un paso atrás detrás de otro. Desde que los talibanes llegaron al poder en agosto de 2021, las derechos de las mujeres han retrocedido de manera radical en Afganistán. Hace unos días, el líder de los talibanes confirmaba una de las medidas más temidas por las mujeres del país: el regreso, 20 años después, del burka como prenda obligatoria. Todas las mujeres deberán cubrirse de pies a cabeza cuando estén en público para cumplir con el mandato de la sharia. La noticia, que ha ocupado los titulares de la prensa internacional de todo el mundo, confirma lo que ya se presumía desde hace meses: que la presunta moderación de los líderes radicales respecto a quienes ocuparon el poder a finales de los 90 era pura fachada. Nueve meses después de su llegada al gobierno, la lista de atropellos contra los derechos femeninos es infinita, como han denunciado organizaciones humanitarias y activistas como Fawzia Koofi, ex vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Afganistán, o la artista y activista Rada Akbar.
"Queremos que nuestras hermanas vivan con dignidad y seguridad", argumentaba el ministro interino del Ministerio del Vicio y la Virtud Khalid Hanafi en rueda de prensa al anunciar la noticia. El incumplimiento podrá acarrear sanciones para los padres o familiares masculinos de las infractoras.
En septiembre, apenas un mes después de tomar el poder, los talibanes decidieron sustituir el Ministerio de Asuntos de la Mujer (clausurado de manera fulminante) por el Ministerio de la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio. Era una pista de todo lo que vendría después.
Desde entonces, las mujeres afganas han perdido un derecho detrás de otro: desde las múltiples trabas a la educación secundaria y universitaria (la educación segregada y la falta de profesoras ha terminado virtualmente con ella) hasta las restricciones al trabajo, muy limitado a algunos sectores como la sanidad y la educación y con todo tipo de trabas y medidas para que las mujeres limiten al máximo su trato con los hombres. Como consecuencia, la mayoría de las afganas que trabajaban han perdido sus empleos y viven recluidas en casa.
Además, las mujeres no pueden viajar solas en trayectos por carretera más largos de 73 kilómetros y, desde marzo, no pueden embarcar en vuelos nacionales o internaciones si no es en compañía de un hombre de su familia. También tienen prohibido trabajar en series, películas o contenidos de ficción y utilizar smartphones. En las últimas semanas, las autoridades también han asignado días diferentes en los que las mujeres puede utilizar los parques públicos para no tener que hacerlo junto a los hombres.
En enero, el secretario general de la ONU Antonio Guterres se dirigía a la cúpula talibán para exigir el respeto a los derechos de las mujeres: "Ningún país puede prosperar mientras niega los derechos de la mitad de su población". Nueve meses después de la llegada de los talibanes al poder y ante la inacción de la comunidad internacional, las mujeres afganas, que en septiembre reclamaron el derecho a su identidad con campañas como DoNotTouchMyClothes, tendrán que volver a utilizar el burka cada vez que pongan un pie en la calle.
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