27, Octubre, 2020

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y Amy Coney Barrett tras la votación en el Senado que ha llevado a la jueza al Tribunal Supremo. / Ken Cedeno/Pool via CNP.
Ultraconservadora y antiabortista: así es Amy Coney Barrett, la nueva juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos gracias a Trump
La jueza acaba de ser confirmada por el Senado de Estados Unidos y ocupará el puesto de la fallecida Ruth Bader Ginsburg en la Corte Suprema. Sin embargo, Amy Coney Barrett tiene un ideario totalmente opuesto al de la progresista Ginsburg: la nueva jueza es contraria al aborto, defensora de una política migratoria de mano dura y defiende el derecho de los estadounidenses a llevar armas.
Por 52 votos a favor y 48 en contra, el Senado de Estados Unidos ha confirmado a la jueza Amy Coney Barrett para ocupar el sillón que quedaba vacante en la Corte Suprema tras la muerte de la icónica Ruth Bader Ginsburg. Han votado a su favor todos los senadores republicanos y, en contra, todos los demócratas. Con su designación, Barrett, de 48 años, hace historia al convertirse en la jueza más joven de la Corte Suprema.
Pero su ascenso al tribunal también supone para la institución un giro radical hacia la derecha: la jurista es bien conocida por sus ideas ultraconservadoras, totalmente diferentes a las de su predecesora, la progresista Ruth Bader Ginsburg, que fue clave en la lucha por los derechos de la mujer.
Con el nombramiento de Barrett, el Tribunal Supremo queda en un gran desequilibrio, con seis jueces conservadores y tres progresistas, y será así durante décadas, ya que el cargo es vitalicio. Esto dictará, en parte, el futuro del país, ya que la Corte Suprema tiene muchísima importancia en la vida política de Estados Unidos y su decisión ha sido clave en temas como la pena de muerte, el aborto o la discriminación.
Contraria al aborto sin excepción
Nacida en Nueva Orleans, Amy Coney Barrett es la mayor de los siete hijos del abogado Michael Coney y el ama de casa Linda Coney. Barrett se licenció en Derecho en la Universidad de Notre Dame, en Indiana, un centro privado católico afiliado a la Congregación de la Santa Cruz donde también ha ejercido como profesora. Tras graduarse, trabajó como asistente judicial para varios magistrados, entre ellos, el conservador Antonin Scalia, de la Corte Suprema. Desde 2017 era jueza federal en la Corte de Apelaciones en Chicago.
Barrett es madre de siete hijos, uno de ellos con síndrome de Down y otros dos adoptados en Haití. La jueza está en contra del aborto sin excepción: en un artículo académico publicado en 2013, la jueza dijo que "la vida comienza con la concepción". Por eso, muchos analistas y algunos medios de comunicación creen que la jueza podría poner en peligro el derecho al aborto en Estados Unidos, despenalizado en 1973 tras la jurisprudencia creada por el caso Roe contra Wide. En alguna ocasión, Barrett ha manifestado dudas sobre este caso y, además, muchos de los apoyos que ha encontrado Barrett en su camino hacia el Supremo han venido de grupos antiabortistas.
La postura radical contra el aborto de Amy Coney Barrett tiene mucho que ver con sus ideas religiosas. De hecho, se ha relacionado a Barrett con People of Praise, una comunidad ultracatólica con un elevado nivel de jerarquía, que promulga que el hombre debe ser siempre el cabeza de familia en el hogar. Además, los miembros deben donar un 5% de sus ingresos a la comunidad.
Barrett también está a favor de una política migratoria dura (como la que ejerce Donald Trump) y del derecho de los estadounidenses a llevar armas. Con este nombramiento, los analistas creen que Donald Trump ha conseguido contentar a su electorado más conservador. Y solo quedan ocho días para las elecciones presidenciales.