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Adiós a la 'girl boss': el fin de la mística alrededor de la jefa 'millennial'

Foto: Getty.

Adiós a la 'girl boss': el fin de la mística alrededor de la jefa 'millennial'

El término se puso de moda hace una década. Las 'girls boss', las nuevas jefas y emprendedoras 'millenial', aspiraban a implantar un nuevo estilo de liderazgo. Ahora, la narrativa mística a su alrededor se ha convertido en un obstáculo para muchas de ellas.

Elena de los Ríos

Habrá quien haga un duelo por el fin de la mística de la jefa 'millennial, toda una era de celebración de la ‘girl boss’ que comenzó con las fundadoras y emprendedoras digitales que abrieron brecha hace una década. Les hicimos una fiesta: eran las primeras, las pioneras, por fin capaces de hacerse hueco en el mundo de los colegas 'tech' con emprendimientos muy poderosos en redes sociales. A cambio, nos endosaron la narrativa del ‘si te esfuerzas, puedes’ que tanto hemos lamentado e interrogado últimamente. No es cuestión de señalar culpables. Unas creímos que su mística, una mitología construida con medias verdades, era posible. Muchas de las otras, de las jefas pioneras, se cayeron con todo el equipo o dieron un paso atrás, como recientemente hacía Sheryl Sandberg.

La jefa de la mística de la jefa fue Sophia Amoruso, CEO y fundadora de la firma de moda Nasty Gal y autora de una autobiografía que se llama, precisamente, ‘Girlboss’. En solo ocho años, Amoruso convirtió su humilde tienda de ropa en eBay en un negocio capaz de atraer 40 millones de dólares de inversión, con una tienda en Melrose Avenue (Los Ángeles), clientes en 60 países y hasta una serie a su mayor gloria en Netflix. Otros ocho años bastaron para quemar a Emily Weiss, CEO y fundadora de Glossier, una firma cosmética que alcanzó los 1.800 millones de dólares de beneficio. Tras una baja por maternidad, ha decidido dar un paso atrás y quedarse como presidenta ejecutiva.

Sintomáticamente, una de las iniciativas que partía precisamente de conectar a las jefas millennial para que sus negocios y relaciones florecieran ha echado también el cierre. Hablamos de The Wing, un exclusivo club y co-working solo para mujeres vip (la cuota anual empezaba en 2700 dólares) en el que daban charlas Christiane Amanpour o Hillary Clinton. No superó la pandemia. Hoy el término ‘girlboss’ ha entrado en barrena: cuando, el pasado octubre, Jennifer Hyman se convirtió en una de las 25 mujeres estadounidenses que han logrado sacar su compañía a bolsa, rehusó usarlo.

"Ser mimada por la prensa me ayudó a establecer una relación mucho más fácil y directa con mi comunidad. Y también hizo mucho a la hora de conseguir inversores", ha reconocido Ty Haney, fundadora de una marca de ropa deportiva, Outdoor Voices, que sí ha resistido. Sin embargo, toda esa atención que sirvió para aumentar su clientela se les puso en contra con las primeras dificultades empresariales o incluso amplificando las meteduras de pata o las declaraciones polémicas de algunas de sus fundadoras. Hasta hubo casos de cancelaciones a marcas.

La etiqueta 'girl boss' se ha utilizado para amplificar las meteduras de pata o las dificultades empresariales

"A veces, ese optimismo con el que los medios de comunicación celebró a las fundadoras y CEO, a las jefas 'millennial', lo ha puesto todo más difícil para todas", ha declarado en una reciente entrevista Jennifer Hyman, CEO de Rent the Runaway, su compañía de alquiler de ropa de diseño. "Eclipsa absolutamente la dura realidad a la que nos enfrentamos, en la que las mujeres lo tenemos mucho más difícil a la hora de conseguir financiación para nuestros emprendimientos"

Efectivamente: la falta de acceso a la financiación es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las mujeres emprendedoras en todo el mundo. La financiación que se destinó a empresas lideradas por mujeres alcanzó el 2,8% de todos los fondos de capital de riesgo en 2019, un máximo histórico, y cayó a 2,3% en 2020. Son datos del último Monitor de Emprendimiento Global (GEM).

La financiación sigue siendo el gran desafío: persiste la idea de que los préstamos a mujeres son más arriesgados

Según este informe, el acceso a la financiación cae en estereotipos que insisten en la idea de que los préstamos a las mujeres son más arriesgados, a pesar de que los datos indican que no es así. De hecho, existen pruebas de que las empresas dirigidas por mujeres son más rentables que la media de todas las empresas cuando reciben financiación externa. Otro hecho que llama la atención es la escasa representación de mujeres en la industria tecnológica y la sobrerrepresentación en el sector minorista.

Otro motivo para llamar mística a la narrativa de la ‘girlboss’: los datos de financiación de 'startups' impulsadas por mujeres. Según un reciente estudio publicado en la revista Organization Science, tras un análisis de 2.100 'startups' con estas características, se descubrió que las compañías que recibieron dinero de inversoras en las primeras fases del emprendimiento, tenían menos posibilidades de seguir consiguiendo fondos. Los investigadores concluyeron que ese apoyo inicial no significaba un compromiso estratégico con los emprendimientos, sino un gesto de buena voluntad por solidaridad de género.

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