23, Noviembre, 2022

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3 conversaciones urgentes sobre dinero que debes tener con tu pareja para evitar la quiebra (sentimental)
No es romántico, pero tampoco hace falta que saques el tema en la primera cita. Hablar de dinero con tu pareja es más necesario de lo que parece para la supervivencia de la relación. Y no por lo que piensas: más importante que saber cuánto gana es conocer cuánto gasta.
Didi Olmeda
Las parejas de hoy hablamos con menos pudor de sexo que de dinero. Pero si estás dispuesta a quitarte la ropa delante de tu pareja, ¿por qué no desnudas también tu situación económica y objetivos financieros? Es lo que sugieren Sharon Kedar y Manisha Thakor en su libro ‘Get Financially Naked: How to Talk Money with Your Honey’. Estas expertas en finanzas animan a las parejas no solo a compartir (verbalmente) sus ingresos, sino también su actitud hacia el ahorro, el control de gastos o y la administración del dinero en general. Porque igual que hay personas que no se plantean comenzar una relación con alguien que no comparte su ideología política, una compradora compulsiva puede tener problemas con un ahorrador muy estricto (y viceversa).
Según el profesor de educación financiera brasileño Gustavo Cerbasi, los problemas económicos son uno de los principales motivos de ruptura de las parejas. "La falta de comunicación en las finanzas se refleja en la comunicación del matrimonio", advierte en su libro ‘Las parejas inteligentes se enriquecen juntas’. Por ello, insiste en que entre los mejores hábitos para controlar tu bienestar financiero y, a la vez, no caer en la bancarrota sentimental, está dedicar tiempo a evaluar juntos los gastos, los préstamos, el presupuesto, las tarjetas de crédito, los productos financieros contratados o el ahorro.
Los terapeutas franceses Bernard Prieur y Sophie Guilou, autores del libro ‘Dinero y pareja’, coinciden: la economía es un aspecto central de las relaciones y, si no se equilibran las dependencias, se puede convertir en un "instrumento de opresión, chantaje y manipulación".
Dinero y sexo
Las experiencias pasadas con otras parejas y los traumas personales, así como nuestro entorno familiar, condicionan cómo nos planteamos la relación económica con nuestra pareja. Por eso, lo mejor es dejar atrás el pasado y hablar, sinceramente y con calma. No desestimes sus opiniones y sentimientos solo porque no los compartas. Tampoco es sano dejar que sea uno el que lleve todo el peso de las decisiones y trámites financieros. Aprender juntos sobre el tema es la mejor forma de compartir la gestión. Si uno se desentiende de las cuentas, es difícil que se responsabilice de sus gastos.
"Las personas no tenemos conciencia sobre la complejidad y la trascendencia del dinero y su impacto en esferas de la vida como la sexualidad, la afectividad o la subjetividad, falsamente experimentadas como inconexas y alejadas del dinero. El modelo patriarcal sigue imponiendo su impronta en el proceso de socialización tanto de los hombres como de las mujeres. La independencia económica lograda por las mujeres no siempre significa una autonomía real", asegura Clara Coria en uno de los títulos pioneros en España sobre este tema, 'El dinero en la pareja: Algunas desnudeces sobre el poder'.
Tres conversaciones urgentes
1. El eterno dilema: cuentas conjuntas o independientes
Es la primera y más importante de todas. En la generación de nuestros padres, independientemente de si solo era uno o los dos los que trabajaban, los sueldos y todo el patrimonio solía reunirse en una sola cuenta conjunta, con la que se costeaban todos los gastos. Actualmente, lo más habitual es que cada miembro de la pareja ingrese su sueldo en una cuenta propia y disponer de una cuenta bancaria conjunta en la que aportar una cantidad fija mensual para los gastos comunes. Mantener cierta separación financiera y no necesitar del permiso del otro para nuestros gastos personales permite conservar nuestra independencia. También puede evitar fricciones y discusiones.
Pero eso no significa que los gastos se repartan de forma igualitaria. Podemos decidir que el miembro de la pareja que gana más, aporte más o pague un determinado gasto, como la hipoteca o el alquiler. Lo importante es no recriminarse mutuamente esta diferencia en el futuro o, si las circunstancias económicas de la pareja cambian, modificar el acuerdo.
2. ¿Ahorramos o vivimos al día?
Unas finanzas domésticas saneadas exigen elaborar un presupuesto. No te asustes: simplemente anota los gastos fijos (alquiler, suministros, impuestos…) y los ingresos previstos. Así sabréis de cuánto dinero disponéis para gastar, o para ahorrar, si tenéis un evento o unas vacaciones en el horizonte o si hay que cubrir algún imprevisto.
3. Deudas e inversiones
En teoría, y solo en el caso de las parejas estables, deberíamos tener suficiente confianza para hablar sobre nuestros ingresos, pero también sobre nuestras deudas e inversiones. La ventaja fundamental de esa decisión es que la otra persona pueda apoyarnos, sea con consejos o con su propio dinero, y así no llevar ese peso a solas. Si, por el contrario, decidimos invertir una gran cantidad de dinero en una propiedad, un producto financiero o en valores tan volátiles como las criptomonedas sin comunicárselo a la otra persona, podríamos estar provocando una crisis de difícil solución.
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