?
?

Eventos inspiradores Actualidad imprescindible Voces extraordinarias

un proyecto de

FUTURO AZUL

La acuicultura impulsa la vida social, laboral y cultural de la España vaciada

Empleo, bienestar y, lo que es más importante, continuidad del legado familiar. Estos son tres de los muchos beneficios de un sector cada vez más consolidado en las zonas rurales de España

Eva Carnero

Compartir

Eva Carnero

Compartir

Entre 2001 y 2019, España ha experimentado un crecimiento de la población en torno al 15%, lo que significa que ha pasado de 41,1 millones de habitantes a 47 millones. Sin embargo, según datos aportados por la Vicepresidencia cuarta y Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico, la cifra global esconde una realidad diferente que muestra cómo en el siglo XXI el proceso de despoblación de ciertas zonas de España se ha intensificado, tendencia que parece acelerarse en la última década.

Además, si acercamos un poco más el foco, la misma fuente arroja datos suficientes para afirmar que este fenómeno es eminentemente rural, y afecta con mayor severidad a los pequeños municipios. Para hacernos una idea de la magnitud de la situación, ahí van más datos: en las poblaciones de menos de 5.000 habitantes hay 410.000 personas menos que hace una década, lo que equivale a toda la provincia de Lleida.

Un muro de contención frente a la despoblación

A estas cifras, cuanto menos preocupantes, hay que añadir otro aspecto significativo, y es que este éxodo está protagonizado por la gente joven que, ante la imposibilidad de ganarse la vida en estos núcleos de población reducida, pone rumbo a las capitales de provincia. Tal y como están las cosas, y si nada cambia, todo indica que nos dirigimos hacia la despoblación de los entornos rurales.

Ahora bien, hay ciertos elementos que están sirviendo de freno y que podrían, si no detener, al menos ralentizar este indeseable proceso. Entre ellos, el desarrollo de sectores de actividad como la acuicultura, que está creando nuevos puestos de trabajo en todo el mundo, y también en España, en entornos rurales y litorales alejados de las grandes capitales. En concreto, más de 12.000 personas en nuestro país viven directamente de la acuicultura. Cifra que se dispara si se contabiliza a nivel mundial, superando los 20 millones y medio de personas.

¿Cuál es el perfil de los profesionales que trabajan en la acuicultura?

En primer lugar, destaca que la mayor parte de acuicultores lo son por cuenta propia, es decir, son autónomos (40,8%). En cuanto a los trabajadores por cuenta ajena, un tercio está especializado, mientras que un 15% no tiene una formación específica. Por último, en torno al 12% de los trabajadores de la acuicultura se dedican a labores de administración.

Estos son algunos de los datos recogidos en el Plan Estratégico de la Acuicultura Española 2014-2020. Ahora bien, ¿cuáles son las perspectivas de futuro? ¿Qué previsiones hay respecto al empleo en la acuicultura? Si acudimos a la misma fuente gubernamental, y cumpliéndose los parámetros de producción, el número de trabajos directos se situará en las 23.442 personas en 2030.

Sin duda, un pronóstico más que atractivo al que se suman otros aspectos no menos importantes y que tienen que ver con su participación e incidencia en lo social y cultural de las comunidades donde se asienta.

Mantener activa la vida en el entorno rural

Una de las consecuencias inmediatas, y también una de las más evidentes, del asentamiento de instalaciones acuícolas en las zonas rurales es la creación de puestos de trabajo, lo que se traduce en progreso y riqueza. Ahora bien, estos efectos no son exclusivos de este tipo de actividad. Lo interesante es que cuando un centro acuícola abre sus puertas en una localidad trae consigo muchos y muy valiosos cambios, más allá de los puramente económicos. Y es que, es una actividad que no tarda en convertirse en un actor social con un papel preponderante dentro de la comunidad.

Garantía de supervivencia de la cultura de pesca

Otro aspecto derivado de la puesta en marcha de los centros acuícolas se refiere a la continuidad del legado familiar. Un asunto no menor que merece la pena contemplar. Y es que no hay que perder de vista que un número elevado de hijos y nietos de pescadores han encontrado en la acuicultura una vía para proseguir con la forma de vida de sus predecesores. Y es que, dado que la pesca extractiva ya está, desde hace décadas, en su actividad máxima sostenible, la acuicultura se revela como la vía que permitirá a los jóvenes de hoy seguir trabajando en el sector en el que ya lo hacían los padres de sus padres.

De esta manera, la acuicultura no solo es un nuevo motor económico con grandes perspectivas de futuro, también es una actividad capaz de servir de "ancla" a los jóvenes para que permanezcan en sus lugares de origen y continúen la tradición de sus familias.

Compartir

Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Apromar. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.