Dos mujeres que rompen barreras a través de la tecnología
Irene Gómez, directora de Innovación Abierta de Telefónica, y Teresa Lufuluabo, estudiante de Dirección de Orquesta y del campus de programación 42, charlan sobre arte, tecnología y retos por delante
Ingeniería de Telecomunicaciones o Bellas Artes. Hasta el último momento, Irene Gómez, directora de Innovación Abierta de Telefónica, estuvo dudando entre esas dos opciones a priori tan dispares a la hora de elegir carrera. Finalmente se decantó por una doble titulación en Ingeniería de Telecomunicaciones y Telemática en la Universidad Ramón Llull de Barcelona y, con el tiempo -ya acumula más de 15 años de experiencia en áreas tecnológicas-, se ha dado cuenta de que tuvo una buena intuición: “Yo no quería renunciar a esa parte creativa que me hace lo que soy, pero también pensaba en cómo era el mundo y tenía claro que la tecnología iba a ser una clave”, sostiene. Ahora, en su trabajo, tiene la oportunidad de combinar esos dos mundos: “No hay reglas escritas. Vamos a ver un mundo en el que se van a desdibujar las fronteras entre ámbitos que ahora nos parecen aislados, como el arte o la música. Vamos a llegar a las personas de otras maneras gracias a la tecnología. Hay un espacio infinito”, manifiesta.
Teresa Lufuluabo comparte esa misma pasión que Irene por conectar innovación y tecnología. Madrileña de 26 años, esta música profesional y estudiante de Dirección de Orquesta compagina sus estudios con el campus gratuito de programación 42 Madrid de Fundación Telefónica. Su ilusión es llegar a mezclar ambos mundos y convertir sus pasiones en su profesión. “La tecnología amplía todavía más las posibilidades de lo que puedes hacer con la música”, dice. “Cualquier avance lleva de la mano a la tecnología. Si intentas separarlo, no aprovechas todo el potencial”, explica, al tiempo que analiza su papel como mujer en un mundo “tradicionalmente de hombres”: “Tanto en la dirección de orquesta como en la tecnología aún hay pocas mujeres, pero soy optimista en cuanto al futuro. En mi época en Navidad los anuncios estaban muy divididos entre rosa y azul y lo rosa nunca tenía un robot de por medio”, recuerda, haciendo alusión a la falta de referentes femeninos. “Yo estoy empezando a romper esas barreras que existen para nosotras”, confiesa.

“Si queremos un mundo construido para todos”, secunda Irene, “necesitamos más diversidad en la tecnología y en las personas que la trabajan”. Y concluye: “Yo hace muchos años decidí que no iba a ponerme barreras, pero tuve que tomar esa decisión conscientemente. Tenemos que enseñar a los niños y niñas que fallar no está mal, que es la mejor forma de que no vuelvas a cometer ese error y de seguir adelante”. Y esa es precisamente la filosofía de 42, el campus para crear nuevos perfiles digitales para el que no se requieren conocimientos previos de código ni titulación alguna y no existen clases, libros ni profesores, ya que los alumnos aprenden con un método de gamificación y peer to peer. Lo que se traduce en trabajo y equipo y ensayo y error.
Con sede en Madrid, Urduliz (Bizkaia), Barcelona y Málaga, 42 está abierto las 24 horas los 365 días al año para todas las personas mayores de 18 años que quieran convertirse en profesionales de alto nivel. Las inscripciones son gratuitas y están permanentemente abiertas. Además, para fomentar las vocaciones STEAM entre las mujeres, 42 reserva un 30% de plazas exclusivas para ellas. Para que se deshagan de miedos y, como Teresa, empiecen a romper esas barreras.