Un mundo más humano conectando la vida de las personas
Telefónica realizó el mayor esfuerzo de su historia para garantizar las telecomunicaciones y la conectividad durante la crisis sanitaria por la Covid-19. Sus redes hicieron posible que, cuando la vida física se apagó, las personas siguiéramos conectadas
A punto de cumplirse un año del primer confinamiento en España por la crisis provocada por la Covid-19, aún tenemos muy presente aquel miedo a lo desconocido que nos inundó los primeros días encerrados en casa. Todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. De repente, el whatsapp se llenó de miles de mensajes sobre la situación sanitaria, las videollamadas eran la mejor vía para seguir conectados a los nuestros, estudiantes y profesores probaron por primera vez la formación 100% online, llegó el teletrabajo… La pandemia puso así de relieve el papel esencial que las infraestructuras y servicios digitales tienen para nuestra sociedad y lo importante que fueron para evitar una paralización aún mayor de la economía.
Aquellos primeros días, Telefónica puso todos sus esfuerzos en garantizar la conectividad y hacer posible así que la vida digital acudiera en auxilio de la analógica y amortiguara el impacto del confinamiento. Esta respuesta propició el refuerzo de los servicios sanitarios, el trabajo y la educación en remoto, el consumo de ocio y entretenimiento y el contacto continuo con la familia y los amigos. Desde la compañía de telecomunicaciones abordan ahora los retos que la transformación por la pandemia plantea como una oportunidad en la que las lecciones aprendidas deben ser la fuente de inspiración para construir un futuro mejor.
La ruta para un nuevo mundo más humano y digital
“Vimos que podíamos ayudar y ayudamos. Sentimos que podíamos hacer más y lo hicimos. Sabemos que la razón de ser de una empresa es servir a toda la comunidad de la que forma parte. Y gracias a la claridad en nuestra misión y en nuestros valores, esta crisis ha sacado lo mejor de Telefónica. Nunca nuestro propósito ha tenido más sentido”, explicaba José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, en la última Junta de Accionistas.
Situando a las personas en el centro y en línea con su vocación de servicio a la sociedad, Telefónica presentó en 2020 su Pacto Digital, un compromiso con una digitalización justa, inclusiva y sostenible, que no deje a nadie atrás, cuyos fundamentos se sustentan en estos cinco pilares:
1. Impulsar la digitalización para una sociedad y economía más sostenible. El objetivo es lograr una transición verde en la que la digitalización debe vincular los planes de recuperación y crecimiento económico con un programa medioambiental y ser un motor clave de un desarrollo descarbonizado. Fomentar la innovación y acelerar la digitalización de las pymes y de la Administración pública resulta vital en este proceso. Es esencial también apoyar a los sectores y tecnologías estratégicos para reforzar la soberanía digital.
2. Abordar las desigualdades invirtiendo en educación y competencias digitales y adaptando el Estado de bienestar. El reto es impulsar la digitalización de los sistemas educativos mediante la actualización de los contenidos educativos a la era digital y crear ecosistemas público-privados para desarrollar nuevas metodologías de educación que sean abiertas y accesibles para ofrecer las mismas oportunidades a todos. Es muy importante reformar la protección social y los marcos laborales para que las obligaciones y los derechos estén en consonancia con las realidades de una economía digital e impulsada por plataformas.
3. Construir una conectividad inclusiva y sostenible. Se deben abolir todas las políticas inflacionarias del espectro y otros costes de inversión en infraestructura. Es imprescindible apoyar políticas y tecnologías innovadoras para un despliegue rápido y eficiente de redes avanzadas de banda ancha (4G o 5G y fibra). Telefónica sostiene que es el momento de considerar las redes de comunicación avanzadas como infraestructuras verdes que se ajustan a los objetivos del cambio.
4. Asegurar una competencia equilibrada. Se trata de garantizar la posibilidad de contestabilidad y la no discriminación en los mercados digitales dominados por un número reducido de plataformas, mediante la adopción de regulaciones y principios adecuados en materia de telecomunicaciones. Así como modernizar los marcos regulatorios y fiscales obsoletos y actualizar las políticas de concentración de operadores.
5. Mejorar la confianza mediante un uso ético y responsable de la tecnología.Necesitamos crear una economía digital centrada en el ser humano, elaborar una “Carta de Derechos Digitales” para proteger la dignidad y los derechos fundamentales de las personas en una sociedad basada en los datos.
“Antes de esta emergencia mundial se solía distinguir entre la vida física y la vida virtual. Ha quedado probado que, como sosteníamos desde Telefónica, no hay dos vidas, una física y otra digital. Existe una sola vida y lo que pasa por nuestras redes no es solo voz o datos, es la vida misma. Hemos conseguido que la vida continúe”, destacó Álvarez-Pallete.
Cuando el mundo físico ha tenido que cerrar sus puertas, la conectividad ha mantenido abierto el mundo digital, convirtiéndose en la columna vertebral de la economía y de la sociedad
El propósito de la compañía de telecomunicaciones no es otro que hacer un mundo más humano conectando la vida de las personas. Y sus redes, su inversión, su capacidad de anticipación, su servicio a la sociedad, lo ponen de manifiesto. En palabras de su presidente: “Nos imaginamos una compañía que genera relaciones de confianza, crece y es referente en eficiencia. Una compañía que es capaz de atraer y motivar a su gente, y que cumple con su misión social y ayuda a construir un mundo mejor, más justo y sostenible, y donde la tecnología está al servicio de las personas y no al revés”.
A medida que la tecnología ha ido avanzando, Telefónica se ha anticipado para que los beneficios de estos avances llegaran a toda la sociedad. Hoy ofrece sus servicios a más de 340 millones de clientes. Eso implica “entrar” en 85 millones de hogares y más de 6,5 millones de empresas que, cada día, depositan su confianza en Telefónica. “Las conexiones más importantes son las humanas. Cuando conectamos somos capaces de hacer cosas increíbles y seguir superándonos”, asegura la compañía.