Cinco planes para amar Extremadura
Desde su Festival de Teatro Clásico hasta sus cielos estrellados, su gastronomía o la belleza de sus parques naturales

Decía Unamuno que el que piensa en Extremadura como en «pelados parameros, desnudos de árboles, abrasados por los soles, y los hielos, áridos y tristes, no han visto estas tierras sino al correr del tren y muy parcialmente. Donde en estas mesetas se yergue una sierra, tened por seguro que se esconden valles que superan en verdor, en frescor y en hermosura a los más celebrados del litoral cantábrico». Y remataba asegurando que prefería sus paisajes «más serios, más graves, más fragosos, menos de cromo. Están, además, menos profanados por el turismo y por la banal admiración de veraneantes».
No le faltaba razón al escritor porque Extremadura es una de las regiones del interior que más gratas sorpresas ofrece al turista. La comunidad despliega en verano múltiples planes para disfrutar en familia, desde sus ciudades históricas hasta naturaleza en estado puro, deportes en aguas cristalinas, cultura con mayúsculas, noches de cielos estrellados imposibles de olvidar y una gastronomía incomparable.
Viva el teatro
Si algo caracteriza al verano extremeño es el teatro en general y el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida en particular. Ver una obra grecolatina en el teatro romano emeritense donde hace más de 2.000 años ya se practicaba este noble arte es una experiencia inolvidable. Este año el festival reduce aforo y fechas, pero del 22 de julio al 23 de agosto volverá a recrear las aventuras, entre otros, de ‘Antígona’ o ‘Cayo César’. Sus extensiones, también al aire libre y en monumentos de origen romano en Regina, Medellín y Caparra, son todo un descubrimiento.
Pero no acaban aquí sus atractivos para los amantes de la cultura. Extremadura presume de tener ciudades Patrimonio de la Humanidad como Cáceres y Mérida, de parada obligada, municipios históricos como Trujillo o Belvís de Monroy con su castillo y enclaves tan especiales como los reales monasterios de Santa María de Guadalupe o Yuste.
Naturaleza pura

La Siberia, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO (Turismo de Extremadura)
Si algo caracteriza a Extremadura son sus parajes naturales, envidiables y que ofrecen al visitante una increíble diversidad. La región es una de las que tiene menor densidad de población de España, con un 85% de territorio rural y natural, y eso la convierte en un paraíso natural para grandes y niños. Caminando, en bici o a caballo se pueden recorrer muchos de los más de 70.000 kilómetros de caminos y rutas naturales que exploran su corazón verde. Destacan por su belleza tres enclaves declarados Reservas de la Biosfera por la UNESCO: el Parque Nacional de Monfragüe, La Siberia y el Parque Natural Tajo-Tejo Internacional y el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara.

Garganta de Alardos, en Madrigal de la Vera (Turismo de Extremadura)
Al agua
¿Quién ha dicho que en Extremadura no te puedes dar un chapuzón? Quizás no sabías que es la comunidad con más kilómetros de costa interior de España, 1.500, y tiene más de 30 zonas de baño naturales en piscinas, gargantas y pozas y dos banderas azules en las playas de Orellana y Cheles. El Valle del Jerte y La Vera ofrecen cientos de posibilidades para refrescarse y hacer deportes acuáticos, como vela o windsurf.
Bajo las estrellas

Astroturismo en el Parque de Monfragüe (Turismo de Extremadura)
Ser una de zona poco poblada tiene grandes ventajas, como una escasa contaminación lumínica y unos cielos estrellados imponentes. Por eso, Extremadura es un destino ideal para la observación astronómica. Te recomendamos ver las estrellas en Monfragüe y Alqueva, ambas con certificado de destino Startlight, pero también el divertido Planetario de Trujillo. Te aseguramos que es un plan en pareja o con niños que se quedará en tu retina.
A bocados

Viaja al corazón de la Extremadura más Gourmet con la Ruta del Ibérico (Turismo de Extremadura)
Tres palabras bastan para ser aplaudidos internacionalmente (y empezar a salivar): jamón de bellota. El cerdo es institución en Extremadura y La Dehesa, su templo. Junto a él, migas, pimentón de La Vera, picotas del Jerte, torta del Casar, queso de La Serena y de los Ibores, ternera y cordero, vinos de la Ribera del Guadiana... En resumen, la gastronomía extremeña es un placer sensorial. Este verano, además, hay experiencias gastronómicas familiares para saborear sus especialidades, que se completan con actividades para conocer el entorno natural y cultural.