“Las Navidades que pasas fuera sientes que la gente se acuerda mucho de ti”
Beatriz Martínez 32 años. Bióloga
Esta conquense demuestra cómo es posible pasar las Navidades en otro hemisferio, a más de 9.000 kilómetros de la familia, y aun así poder cenar con ellos en Nochebuena, tomarse juntos las uvas en Nochevieja y cocinar en grupo un delicioso roscón en Reyes. Todo gracias a la tecnología
Pasar la Navidad a 9.000 kilómetros de distancia de tu familia puede dar cierta morriña, pero si se celebra en biquini y rodeada de amigos, aunque sea por motivos profesionales, la cosa cambia. “Nunca imaginé vivir una Navidad en verano, así que fue alucinante poder pasar unas fiestas diferentes”, dice Bea. Esta conquense de 32 años vive desde hace un año y medio en Santa Rosa (La Pampa, Argentina), donde realiza un proyecto de conservación del águila del Chaco.
“En otra época quizá no hubiera sido tan sencillo, pero lo cierto es que, aun a tantísimos kilómetros de distancia, me sentí muy cerca de mi familia en los días clave”, manifiesta Bea. Y todo gracias a la tecnología. En Nochebuena, por ejemplo, ‘cenó’ con su familia española y ‘recenó’ con la argentina. “La diferencia horaria (en España son cuatro horas más) me permitió hacer una videollamada con mi familia antes de mi cena. Ellos estaban todos en la mesa y estuvimos hablando más de media hora, así que fue como si me hubieran reservado un sitio más en la mesa”, recuerda.
“En otras épocas no hubiese tenido ningún contacto, ¡imagínate llamar a cobro revertido!"
Pero sin duda, el momento que rememora con más emotividad fue la Nochevieja. “Me fui a pasar el Año Nuevo con amigos españoles y argentinos a la playa de Montehermoso, en Bahía Blanca. A la hora de las uvas, los españoles nos dispersamos y cada uno se tomó las uvas en la intimidad con sus respectivas familias a través del smartphone”, señala. Para rematar la Navidad, el 6 de enero, deleitó a sus compañeros con un roscón de Reyes que fue cocinando con la ayuda de un tutorial que su padre le dio desde Cuenca en directo. “En otras épocas no hubiese tenido ningún contacto, ¡imagínate llamar a cobro revertido! Dices Feliz Navidad y poco más. Ahora hablo hasta con mi abuela por videollamada de Whatsapp. No se puede pedir más”, dice.
Además, reconoce que vivió una Navidad de una manera muy intensa en redes sociales: “Todo el mundo te contesta a las stories de Instagram, te felicita por WhatsApp… Sientes que la gente se acuerda mucho de ti”. Este año, Bea sí podrá pasar las Navidades en familia, aunque eso no significa que la actividad en redes y el ritmo de las videollamadas vaya a bajar. Ahora le echarán de menos desde el otro lado del charco.