''Esta ha sido mi primera fuente de ingresos desde que llegué a España''

Luis Morlet llegó a Oviedo hace un año y medio procedente de Venezuela, donde se vio obligado a cerrar uno por uno sus negocios. Ahora se dedica a la restauración, la pintura y la limpieza y obtiene unos ingresos extra como repartidor

Grúa, taller y carpintería. Eran los tres negocios que Luis Morlet compaginaba en Venezuela hasta que tuvo que ir cerrándolos, uno a uno, debido a la situación que sufre el país. Su mujer y sus hijas, aconsejadas por un familiar que vivía en España, se instalaron en Oviedo hace tres años. Él esperó un año y medio más para hacer la maleta y pedir asilo político en nuestro país.

“Comencé haciendo pequeños arreglos en talleres y trabajos esporádicos de limpieza hasta que un amigo que colabora con Glovo me habló de la plataforma”, recuerda. Eso fue hace 6 meses y, desde entonces, él también pedalea por las calles de Oviedo con la mochila amarilla a lomos de su bici.

“Este amigo tiene un lavado de coches y lo complementa saliendo a hacer pedidos de noche”, prosigue. “Me lo recomendó para ganarme un dinero extra y completar los ingresos necesarios para poder vivir más dignamente, y la verdad es que esta ha sido mi primera fuente de ingresos estable desde que llegué a España”. Ahora él se lo ha recomendado a su esposa, que ya se ha convertido en una más de los 7.500 repartidores activos que hay por todo el país.

“Comencé haciendo pequeños arreglos en talleres y trabajos esporádicos de limpieza hasta que un amigo me habló de la plataforma”

Gracias a la flexibilidad que le supone esta colaboración puede compaginarla con sus trabajos de pintura, restauración y limpieza. Sale a repartir de viernes a domingo, dos o tres horas diarias, generalmente por la noche. Y lo hace en bicicleta, al igual que la mayor parte de los mensajeros que colaboran con la plataforma: el 33% restante prefiere la moto y un 9% se decanta por el coche.

Suele facturar entre 8 y 10 euros la hora (un 10% más por hora que el salario mínimo interprofesional), al igual que la media de repartidores, aunque la cantidad que pueden generar por cada pedido suele depender de una serie de variables como la distancia o el importe del pedido. En su caso, de esta colaboración Luis obtiene unos 400 euros extras al mes, lo que le viene muy bien para hacer frente a ciertos gastos familiares. Haciendo 40 horas al mes, la mayoría de sus compañeros están un 30% por encima del salario mínimo.

Un horario a la medida de sus necesidades

El 90% de los repartidores de Glovo empezaron a colaborar con la app por los ingresos y la flexibilidad que ofrece el modelo de la plataforma. También es el caso de Luis. “Además, me ofrece comodidad porque vivo en una zona céntrica e incluso desde casa me suelen entrar los pedidos”, dice. Asimismo, reconoce que, al ser autónomo, puede conciliar cuándo y cómo quiere su vida profesional y personal. “Puedo compaginarlo con mi familia porque tengo la posibilidad de no coger horas en la app si no quiero hacerlas”, mantiene.

El contrato de los repartidores que colaboran con Glovo es un tipo de contrato de prestación de servicios, en la mayoría de los casos llamado TRADE, para trabajadores autónomo, así que son los propios repartidores los que deciden libremente cuándo y cuánto quieren colaborar, ya que no tienen ningún tipo de exclusividad ni un mínimo de horas colaborar. De hecho, muchos repartidores de Glovo compaginan su labor de repartidor con otras actividades profesionales, incluso colaborando en varias plataformas a la vez.

“Yo recomendaría colaborar con Glovo sin duda”, afirma. “Yo lo tengo para parchear mi economía, pero si no tuviera otros trabajos me dedicaría al 100 por 100, como otros compañeros que se organizan perfectamente y ganan un buen dinero”. Además, le encuentra otra ventaja: “Me ha ayudado a conocer muy a fondo la ciudad”.