Hay términos capaces de cambiar la manera en la que observamos un objeto. Por ejemplo, kintsugi. Esta palabra se refiere a una técnica japonesa que repara piezas de cerámica rotas con resinas y metales preciosos como el oro. Así, en lugar de disimular las cicatrices de un plato que se ha caído, el artesano las destaca, las embellece y dota de una nueva vida a la pieza. Algo parecido sucede con la expresión “economía circular”. Básicamente, consiste en reutilizar, reciclar, reponer y reducir. Sin embargo, significa mucho más que eso.
La Tierra lleva años pidiéndonos a gritos que cambiemos nuestra manera de relacionarnos con ella. Aquí vivimos unos 7.500 millones de humanos, según datos del Banco Mundial. En las últimas décadas, lo hemos hecho eminentemente con un modelo de economía lineal. A grandes rasgos, consiste en extraer recursos, fabricar bienes, utilizarlos y eliminarlos.
Esta filosofía de usar y tirar no es sostenible, ya que tanto los recursos del planeta como su capacidad para eliminar residuos son limitados. En su lugar, ha surgido la economía circular, que propone cerrar el ciclo de los objetos. Es decir, darles una nueva vida después de usarlos, como el kintsugi.
El objetivo de la economía circular consiste en reutilizar los productos y, si esto no es posible, convertirlos en recursos, no en residuos. Se trata de que continúen aportando valor incluso después del uso para el que han sido diseñados. Una estrategia que cada vez está más presente en nuestras vidas. Los datos así lo demuestran.
La Tierra lleva años pidiéndonos a gritos que cambiemos nuestra manera de relacionarnos con ella. Aquí vivimos unos 7.500 millones de humanos, según datos del Banco Mundial. En las últimas décadas, lo hemos hecho eminentemente con un modelo de economía lineal. A grandes rasgos, consiste en extraer recursos, fabricar bienes, utilizarlos y eliminarlos.
Esta filosofía de usar y tirar no es sostenible, ya que tanto los recursos del planeta como su capacidad para eliminar residuos son limitados. En su lugar, ha surgido la economía circular, que propone cerrar el ciclo de los objetos. Es decir, darles una nueva vida después de usarlos, como el kintsugi.
El objetivo de la economía circular consiste en reutilizar los productos y, si esto no es posible, convertirlos en recursos, no en residuos. Se trata de que continúen aportando valor incluso después del uso para el que han sido diseñados. Una estrategia que cada vez está más presente en nuestras vidas. Los datos así lo demuestran.
Sin embargo, LaLiga no tenía una música única, un sonido integrador y reconocible, una identidad sonora que hiciera que todos los fans del fútbol español se sintiesen identificados con ella. Hasta ahora. Los latidos del futuro, compuesta por Lucas Vidal, ganador con solo 35 años de dos Goya (Palmeras en la nieve y Nadie quiere la noche) y un Emmy por la composición del tema musical de la cadena ESPN para los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016, es la nueva banda sonora de LaLiga. Una canción que une a los aficionados de todos los colores en las mismas notas musicales y un tema que demuestra que la pasión por el deporte rey está por encima de un equipo concreto. “Ha sido un sueño en mayúsculas. Recibí el encargo con gran emoción e inmediatamente supe que se trataba de una responsabilidad y que debía estar a la altura de la afición. Precisamente es el público el que me ha servido de inspiración, gracias a su latido al unísono, a su energía y a su entrega. Espero devolverles con esta identidad sonora la pasión que sienten al ver cada partido de LaLiga”, afirma Lucas Vidal.
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Sin embargo, LaLiga no tenía una música única, un sonido integrador y reconocible, una identidad sonora que hiciera que todos los fans del fútbol español se sintiesen identificados con ella. Hasta ahora. Los latidos del futuro, compuesta por Lucas Vidal, ganador con solo 35 años de dos Goya (Palmeras en la nieve y Nadie quiere la noche) y un Emmy por la composición del tema musical de la cadena ESPN para los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016, es la nueva banda sonora de LaLiga. Una canción que une a los aficionados de todos los colores en las mismas notas musicales y un tema que demuestra que la pasión por el deporte rey está por encima de un equipo concreto. “Ha sido un sueño en mayúsculas. Recibí el encargo con gran emoción e inmediatamente supe que se trataba de una responsabilidad y que debía estar a la altura de la afición. Precisamente es el público el que me ha servido de inspiración, gracias a su latido al unísono, a su energía y a su entrega. Espero devolverles con esta identidad sonora la pasión que sienten al ver cada partido de LaLiga”, afirma Lucas Vidal.
Sin embargo, LaLiga no tenía una música única, un sonido integrador y reconocible, una identidad sonora que hiciera que todos los fans del fútbol español se sintiesen identificados con ella. Hasta ahora. Los latidos del futuro, compuesta por Lucas Vidal, ganador con solo 35 años de dos Goya (Palmeras en la nieve y Nadie quiere la noche) y un Emmy por la composición del tema musical de la cadena ESPN para los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016, es la nueva banda sonora de LaLiga. Una canción que une a los aficionados de todos los colores en las mismas notas musicales y un tema que demuestra que la pasión por el deporte rey está por encima de un equipo concreto. “Ha sido un sueño en mayúsculas. Recibí el encargo con gran emoción e inmediatamente supe que se trataba de una responsabilidad y que debía estar a la altura de la afición. Precisamente es el público el que me ha servido de inspiración, gracias a su latido al unísono, a su energía y a su entrega. Espero devolverles con esta identidad sonora la pasión que sienten al ver cada partido de LaLiga”, afirma Lucas Vidal.