Frutas y verduras de temporada, un gran acierto
Se avecina el invierno y con él sus frutas y verduras por excelencia: alcachofas, acelgas, calabazas, canónigos, coles, naranja, mandarinas, pomelos, manzanas, aguacates… Comer alimentos de temporada no sólo es bueno para la salud y la línea sino que, además, ayuda al medio ambiente y a los productores locales.
¿Alcachofas en agosto? Error. Nos hemos acostumbrado a comer cualquier fruta o verdura con independencia de si están en temporada, pero es un factor que deberíamos tener más en cuenta. Gracias a los avances tecnológicos, se puede disfrutar de cualquier fruta o verdura durante todo el año pero la naturaleza nos ofrece en cada estación lo que más necesitamos. Por ejemplo, en invierno nuestro organismo requiere una dosis mayor de vitamina C, que conseguimos gracias a naranjas, pomelos, pimientos o la coliflor, todas propias de la época y cultivadas cuando el clima les es más favorable. También de esta época son propios muchos pescados grasos que ofrecen la vitamina D que necesitamos ingerir para sustituir la que genera nuestro organismo en verano debido a la exposición al sol.
Según los expertos en gastronomía, las frutas y verduras de temporada logran platos de mayor calidad pues sus propiedades organolépticas son mejores: olor, sabor, textura… Además, al igual que el sabor, las vitaminas, el agua y otras propiedades se pierden con el tiempo. De esta manera, mantienen intactas sus propiedades nutricionales.
Pero no sólo es beneficioso para nuestra dieta también lo es para el medio ambiente. Consumir productos de temporada colabora a reducir la energía y las emisiones de CO2, ya que no es necesario gastar tanta energía en transporte y distribución. Lo cosechado se recoge en el punto óptimo de maduración resultando más sabroso y se evita la implantación de monocultivos intensivos que agotan la tierra, favoreciendo la sostenibilidad del planeta. Todo ello ayuda a impulsar a los productores de proximidad y a mantener la economía local.
Eso sin olvidar nuestro propio bolsillo. Los alimentos de temporada no necesitan de almacenado ni se exportan de lugares lejanos. Para llevar al mercado productos propios de otras épocas han de importarse y el transporte se paga. Sin embargo, los agricultores locales pueden ofrecer productos frescos a mejor precio. Al comprar lo propio de la estación, estamos adquiriendo productos de los que hay en abundancia, por lo que cuesta menos su cultivo, cosecha y distribución.
Aunque no siempre es fácil encontrar cerca del lugar donde vivimos productos frescos, de temporada, ecológicos, etc, por eso son necesarias iniciativas como las de Carrefour, que busca potenciar los productos BIO, de proximidad y calidad, respetando más el origen. En Europa, el 73% de los productos alimentarios de la marca Carrefour proceden de proveedores nacionales. En ese proceso se busca el desarrollo de las cadenas de producción vegetal sin insecticidas, herbicidas o pesticidas.
La cadena de supermercados e hipermercados, –que con su compromiso Act For Food quiere democratizar la alimentación orgánica y garantizar la sostenibilidad y trazabilidad de sus productos– trabaja con agricultura que respeta los ciclos naturales de producción de las plantas. Y lo hacen evitando tratamientos químicos cuyo objetivo sea incrementar la producción sin pensar en los recursos naturales y la fertilidad del suelo. Así, ofrecen un surtido de productos BIO que respetan la estacionalidad. Son conscientes de que hay que buscar en el origen, es decir ir a los productores locales que siguen trabajando la tierra de forma tradicional para conseguir los mejores productos.