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El comentario macro de la semana: Competitividad y emprendimiento

España ha sido, junto a Alemania, el único país OCDE que no ha perdido cuota en las exportaciones mundiales en los últimos años

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La recuperación a partir de 2009 de buena parte de la competitividad perdida por la economía española en la última fase expansiva explicaría los brillantes resultados de nuestras empresas en los mercados exteriores y, por tanto, el positivo comportamiento de la demanda externa a lo largo de la actual recuperación. En este sentido, es bien conocido que España ha sido, junto a Alemania, el único país OCDE que no ha perdido cuota en las exportaciones mundiales de bienes en los últimos años. 

Es cierto que la debilidad de la demanda interna obligó a muchas empresas a buscar nuevos mercados fuera de nuestro país en los que vender sus productos, pero esa labor se ha visto potenciada por la caída de los costes laborales unitarios. Por tanto, por primera vez en las últimas décadas, las palancas prioritarias en las que se han apoyado las ganancias de competitividad han sido la moderación salarial y los aumentos de productividad. Todo ello ha constituido un elemento diferenciador cuando nos comparamos con países de nuestro entorno (Italia o Francia) y explicaría parte del diferencial de crecimiento a nuestro favor en el pasado reciente. El reto es no quebrar esta tendencia, siendo conscientes de que, a partir de ahora, debe asumir un mayor protagonismo la productividad, tras los sacrificios salariales de los últimos años.

En esta línea, dos noticias de esta semana reflejan que tenemos un amplio margen de mejora. La primera ha sido la publicación de los gastos en I+D de la economía europea. Según Eurostat, la Unión Europea gasta 300.000 millones de euros en investigación y desarrollo (2% del PIB), muy lejos de los países líderes en el mundo como Corea del Sur (4,3% del PIB) o Japón (3,6% del PIB), pero también del objetivo fijado por la Comisión Europea para 2020 (3% del PIB). Entre las naciones europeas, sólo Suecia (3,26%), Austria (3,07%) y Dinamarca (3%) superarían el objetivo, mientras España ocupa el puesto 18 de la clasificación (1,22% del PIB).

Todavía más revelador ha sido la publicación por parte del World Economic Forum de un análisis sobre los efectos del emprendimiento en la competitividad. Lo más novedoso es que, además de analizar a los emprendedores que ponen en marcha un nuevo proyecto tras detectar una posible ventaja competitiva, el estudio analiza la innovación dentro de la empresa o, lo que es lo mismo, el papel de los  intraemprendedores. Este tipo de innovadores suelen tener más presencia en Europa y sus actuaciones suelen tener más incidencia sobre el empleo que la de aquellos que crean nuevas empresas.

La cuestión es que si Renzi pierde el referéndum existen muchas posibilidades de que dimita y, aunque no se descarta la formación de un gabinete formado por tecnócratas, lo más probable sería un adelanto electoral. Esto conllevaría dos problemas: por un lado, el favorito en algunas encuestas (Movimiento 5 Estrellas) puede convocar un referéndum para decidir si Italia permanece en el euro y, por otro, todo este proceso retrasaría la resolución de algunos problemas estructurales enquistados desde hace años, el más importante de los cuales es la situación del sector financiero italiano, lastrado por problemas de morosidad que obligan a reconocer el deterioro que se ha producido en los activos de los bancos y, por tanto, a realizar un importante proceso de recapitalización.

El resultado del incremento de la incertidumbre será un aumento de la prima de riesgo italiana que podría arrastrar a otros países periféricos, acentuando el proceso de subida de rentabilidades que están experimentando los bonos desde la victoria de Trump. En este sentido, no debemos olvidar la elevada correlación que tienen los bonos italianos y españoles (casi 0,9), pese a que, en términos relativos, el comportamiento de la rentabilidad de nuestra deuda ha sido mucho mejor desde principios del año (-22 puntos porcentuales, frente a +39 puntos porcentuales la italiana). El consuelo es que, esta vez, las encuestas anticipan una derrota de la propuesta de Renzi, de forma que, en el caso de victoria del no, la reacción de los mercados debe ser menos brusca que cuando se producen sorpresas y, por tanto, no se anticipa el evento.

mejorar la competitividad en países como el nuestro exige, no sólo una mayor inversión en I+D, sino también una ofensiva innovadora

La visión que dicho estudio muestra de España refuerza la idea del amplio camino que aún nos queda por recorrer. En número de emprendedores nos situamos en el puesto 22 de 28 países (5,7% de la población activa), mientras en intraemprendedores bajaríamos hasta la posición número 26 (2% de la población activa). En general, los grandes países europeos (Alemania, Francia, etc) no se caracterizan por su liderazgo en emprendimiento, siendo los países nórdicos más Gran Bretaña los que lideran los rankings, con ratios de emprendimiento total cercanos al 15% de la población activa. La correlación entre la innovación dentro de las empresas y la competitividad es muy significativa, pues por cada aumento de un 2,5% en la tasa de intraemprendedores, la competitividad se eleva en un punto porcentual.

Por tanto, a partir de ahora va a resultar clave aprovechar las oportunidades que ofrecen la transformación digital y la creación de nuevas herramientas colaborativas para impulsar la interactuación y la innovación colectiva. Para que esto sea posible debe acompañarse de innovaciones organizativas y de un cambio cultural en las empresas, con estrategias transversales e integrales. En definitiva, mejorar la competitividad en países como el nuestro exige, no sólo una mayor inversión en I+D, sino también una ofensiva innovadora que ponga en valor dicha inversión, cuyas garantías de éxito aumentarán si involucra a todos los agentes económicos y se adopta desde una estrategia coordinada, transversal y conjunta; sin olvidar los factores culturales, pues el miedo al fracaso suele lastrar las nuevas iniciativas en países como el nuestro. Está en juego no perder el tren de la Cuarta Revolución Industrial.

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Contenido de Bankia y editado por Content Factory. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.